Jorge Morelli
Blog de Jorge Morelli, 07 de julio de 2016
Independientemente de que sea o no necesario postergar el plazo que pende sobre Doe Run –que vence el próximo 27 de agosto-, el modo que ha elegido PPK para pedirlo, azuzando a los trabajadores a marchar al Congreso, es un despropósito.
“Tenemos que sacar antes de fin de agosto una prórroga de la liquidación en marcha porque si no se acabó todo. O sea que voy a tener que sacar del Congreso poderes delegados o una ley y ustedes saben quién controla el Congreso», dijo a los pobladores de La Oroya.
¿Se propone el presidente virtual lanzar sobre el Congreso a todas las poblaciones con reclamos, justos o no? Porque eso es lo que en lo sucesivo le van a pedir. ¿Es eso indicio, entonces, de lo que viene?
En la trampa que la izquierda le preparó durante la “Cumbre” de las regiones en el Cusco, pretendió sacarle a la fuerza a PPK compromisos en materias presupuestales y tributarias. ¿Y él piensa ahora pechar al Congreso mientras su vocero principal exige que la oposición le entregue “sí o sí” la presidencia de la comisión de Presupuesto?
¿Le advierten que está jugando con fuego y responde que son sus críticos los que juegan con fuego?
El presidente electo está comenzando a dar señales de impaciencia, que es mala consejera. Parece que recién toma el pulso a la gravedad de la situación del país, y los problemas lo están agobiando.
No obstante, es él mismo quien está creando esta situación al concentrar sobre su persona todas las decisiones. No se anima a anunciar su gabinete –lo que ofreció para el 10 de julio y luego postergó para el 15-, lo que le permitiría trasladar parte de la carga.
Uno empieza a sospechar que PPK no confía en sus segundos y terceros. Es conocido por dejar hacer. Es su estilo de trabajo. Eso puede ser una buena idea en ciertos tipos de conducción, pero no sirve en el gobierno.
Porque en el gobierno lo que se delega no es la ejecución sino la decisión misma.
Lampadia