La esperada cumbre entre dos de los hombres más poderosos del mundo desafió todas las expectativas. Se esperaba un gran conflicto y muchos roces políticos, sin embargo el mundo presenció un sorprendente compromiso. La cumbre fue amistosa y constructiva. Ambas partes lograron un compromiso compartido de gestionar responsablemente sus relaciones. El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, y su invitado chino, el presidente Xi Jinping, parecían cordiales y enfocados en la difícil tarea de navegar por las relaciones bilaterales más importantes del siglo, evitando así la temida guerra comercial.
El comercio ha sido el principal punto de disputa entre Trump y China. Durante su campaña electoral, Trump utilizó a China como el “enemigo” para generar votos con los obreros descontentos, afirmó que su país «ya no puede tener déficits comerciales masivos» con China, advirtiendo a las compañías estadounidenses que «estén preparadas para mirar a otras alternativas «en caso de una guerra comercial”.
Para evitar una escalada mutuamente destructiva, Beijing recordó correctamente a Washington que una gran parte de las exportaciones chinas tenían insumos de valor agregado de empresas estadounidenses. Reconociendo la complejidad de la cuestión, ambas partes acordaron un plan de 100 días de negociaciones comerciales, lo que permitiría a Estados Unidos impulsar sus exportaciones y reducir su déficit comercial de US$ 347,000 millones con China sin socavar los vínculos económicos existentes con el gigante asiático.
Para prevenir un conflicto, China se mostró dispuesta a ofrecer a los Estados Unidos un mayor acceso al mercado interno para las exportaciones de carne de res estadounidense y, paralelamente, incrementar la compra de grano y otros productos agrícolas norteamericanos, además de un mayor acceso a las inversiones en el sector financiero, tal y como lo informó recientemente el Financial Times (en un artículo traducido y glosado líneas abajo), citando funcionarios chinos y estadounidenses involucrados en negociaciones recientes.
El gigante asiático ya se había mostrado dispuesto a aumentar el tope de las inversiones en el Tratado de Inversión Bilateral bajo la Administración Obama, pero las negociaciones se detuvieron tras la llegada de Trump al poder, explicó un representante chino al Financial Times, que prefirió mantener el anonimato.
El balance del encuentro dio señales de buenas intenciones. Si bien estas son concesiones relativamente simples, el cambio podría representar un movimiento hacia una relación comercial más equilibrada entre Estados Unidos y China. Dicho acuerdo podría ofrecer a las compañías norteamericanas un acceso más abierto al mercado chino, en igualdad de condiciones con las compañías locales. Lampadia
China ofrece concesiones para evitar una guerra comercial con EEUU
Financial Times
10 de abril de 2017
Traducido y glosado por Lampadia
China le ofrecerá a la administración de Trump un mejor acceso al mercado para inversiones en el sector financiero y las exportaciones de carne de res estadounidense para ayudar a evitar una guerra comercial, según funcionarios de ambos gobiernos.
El presidente de EEUU, Donald Trump, y Xi Jinping, su contraparte chino, decidieron en su primer encuentro en Florida la semana pasada acelerar las negociaciones comerciales para producir resultados dentro de 100 días. Las dos concesiones en materia de finanzas y carne de res son relativamente fáciles para Beijing.
En la actualidad, los inversionistas extranjeros no pueden mantener una participación mayoritaria en los valores y las compañías de seguros en China. Las mayores compañías del país en estos sectores, como Citic Securities y China Life Insurance, han alcanzado enormes proporciones en los 15 años desde que la segunda mayor economía del mundo entró en la Organización Mundial del Comercio, haciéndolas competidores formidables para los nuevos participantes en el mercado.
La concesión para permitir la propiedad mayoritaria extranjera se discutió durante la administración de Barack Obama, cuando los negociadores estadounidenses y chinos celebraron varias rondas de conversaciones acerca de un tratado bilateral de inversiones, o TBI.
Trump aún no ha dicho si pretende buscar el tratado, el cual los negociadores estadounidenses esperaban abordaría los problemas de acceso al mercado chino en una amplia gama de industrias.
“China estaba dispuesta a elevar los límites de inversión en el TBI, pero esas negociaciones quedaron en suspenso tras la victoria electoral de Trump”, dijo un funcionario chino que participó en las conversaciones. “Si Obama hubiera permanecido en el cargo durante otros seis meses, habríamos llegado a ese punto”.
China también está dispuesta a terminar una prohibición sobre las importaciones de carne de res estadounidense que ha estado en vigor desde 2003, dijeron los funcionarios, y a comprar más granos y otros productos agrícolas, ya que pretende reducir las tensiones derivadas del superávit comercial anual de bienes de 347 mil millones de dólares que mantiene con su principal socio comercial.
Las amenazas durante la campaña de Trump, el año pasado, de imponer aranceles a los productos chinos y declarar a Beijing un manipulador de la moneda han suscitado temores de una destructiva guerra comercial entre las dos economías más grandes del mundo. Pero desde que asumió el cargo, Trump y los funcionarios de su gabinete han indicado que planean adoptar un enfoque más pragmático.
Si se finaliza, el discutido acuerdo sería bien recibido por las compañías estadounidenses de servicios financieros, que se han sentido cada vez más frustradas en los últimos años acerca de lo que, según ellas, son crecientes obstáculos para hacer negocios en el país. Los exportadores de carne de res también se han quejado de la persistente prohibición china sobre las importaciones estadounidenses, la cual fue puesta en vigor después del susto de la Encefalopatía Espongiforme Bovina (EEB) en el ganado estadounidense.
Aunque un amplio tratado sino-estadounidense de inversiones sigue siendo una perspectiva lejana, ambas partes esperan alcanzar un número más pequeño de acuerdos comerciales en los próximos tres meses.
El sábado, Trump escribió en un mensaje de Twitter que la visita de dos días de Xi a su complejo en Mar-a-Lago había sido “enorme”, antes de añadir una advertencia: “Se ha formado buena voluntad y amistad, pero sólo el tiempo dirá sobre el comercio”.
Los funcionarios estadounidenses están presionando a sus homólogos chinos para que disminuyan sus actuales aranceles del 25 % sobre las importaciones de automóviles. A cambio, Beijing quisiera una mayor protección para las inversiones chinas en EU, las cuales se triplicaron el año pasado hasta más de 45 mil millones y también que Washington relajara las restricciones sobre la venta de ciertos productos de alta tecnología a China.
El gobierno chino puede simplemente comprometerse a comprar más importaciones estadounidenses de la misma manera que lo hizo Japón en los años ochenta.
Chad Brown, un experto en comercio en el Peterson Institute for International Economics, dijo que tal enfoque transaccional podría ayudar a reducir el déficit de la balanza comercial de EU a corto plazo y resultar atractivo a los instintos de Trump como negociante. Pero tendría sus límites.
«No vamos a exportar una gran cantidad de acero a China», dijo Bown.
Gracias a un estímulo de inversión estatal, que se desencadenó tras la crisis financiera mundial, las siderúrgicas chinas ahora producen más acero que el resto del mundo combinado. Ahora, con la economía china creciendo a su ritmo más lento en un cuarto de siglo, la reducción de la demanda en el país ha dado lugar a un aumento de las exportaciones de acero, causando que los precios globales colapsen. Lampadia