Por: María Isabel León, Presidenta de la Confiep
Correo, 8 de marzo 2020
Correo, 8 de marzo 2020
¿Qué tienen en común, los centros hospitalarios de EsSalud de Cajamarca, Trujillo, Chiclayo, Piura, Lima y Arequipa? Más allá de las cifras de atenciones médicas, los indicadores de gestión, los presupuestos siempre escasos para ampliar infraestructura, equipos y sistemas, más allá de todo esto, cabe resaltar el papel que desempeña el cuerpo médico y asistencial en las diferentes dependencias de EsSalud en el interior del país.
Muchas veces, los informes y las métricas nos llevan a analizar escenarios de productividad, eficiencia, prestaciones médicas y cobertura, lo cual es importante para la toma de decisiones; sin embargo, estas cifras y porcentajes no reflejan una realidad diaria, me refiero al calor humano y vocación de servicio de los jefes, supervisores, médicos, asistentes, enfermeras, y a todo el equipo humano que todos los días logra que la infraestructura y la maquinaria, muchas veces, en estado de obsolescencia, funcione.
Claro que hay casos puntuales de profesionales sin vocación o con profundas desmotivaciones, sin embargo, el objetivo de esta columna es resaltar y aplaudir todos los casos valiosos que hemos observado en las diferentes visitas realizadas a los hospitales del interior del país, donde, se respira y se siente vocación y humanidad para tratar a los pacientes y a sus familiares.
La profesión médica está al servicio del ser humano y de la sociedad peruana; aquellos médicos que respeten este principio, debieran ser considerados como los primeros defensores de derechos humanos en el registro nacional promovido por el Estado Peruano, ya que protegen la vida humana y el cuidado de todos nosotros, tal como se encuentra estipulado en el artículo 3 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Nuestro saludo y reconocimiento a los profesionales médicos probos y responsables, que a través de sus actividades diarias, y a pesar de las adversidades, humanizan los servicios públicos de salud, cumplen el juramento hipocrático, y acompañan en la dolencia y recuperación de aquellos que lo necesitan, consagrando así, su trabajo al servicio de la humanidad.