Fernando Cillóniz B.
CILLONIZ.PE
Ica, 25 de enero de 2019
Para Lampadia
El Perú ha crecido mucho a partir de los años 90. Me refiero al ámbito económico. Los indicadores de inversión, producción, exportaciones, empleo, tributación, ahorro público y privado, inflación, estabilidad monetaria, tasas de interés, capitalización bursátil, financiamiento bancario… todos los indicadores macroeconómicos muestran una evolución muy favorable. Nuestra economía es sólida y dinámica… aunque muchos no lo crean.
Ahora bien ¿por qué muchos peruanos no creen en el crecimiento económico de nuestro país? O mejor dicho ¿por qué no lo valoran?
Entonces cabe la repregunta:
- ¿Qué podrían valorar aquellos pacientes que son maltratados cruelmente en los hospitales del Estado?
- ¿A quién le podría interesar la buena marcha de la economía, si para obtener un servicio estatal cualquiera, tiene que coimear al funcionario público encargado?
- ¿Qué valor puede tener el crecimiento económico si – por esas cosas de la vida – uno termina en manos de la Policía o del Poder Judicial, y descubre ese mundo sucio y profundo donde lo único que vale es el dios soborno y la diosa coima?
Ciertamente, el crecimiento económico – que es real y concreto – NO se está reflejando en bienestar social.
- La economía ha crecido bastante… pero la burocracia ha crecido aún más que la economía.
- El crecimiento económico ha devenido en un aumento significativo de la recaudación tributaria. Pero la burocracia – creciente – se ha tragado toda esa mayor recaudación.
- A la población civil no le llega nada… más allá de maltratos y chantajes. Esa es la situación.
¿Qué hacer? REDUCIR. Hay que reducir la burocracia estatal. Ahí está la madre del cordero. Sí… ahí está la corrupción que afecta directamente a los ciudadanos de a pie. Ahí está el maltrato cruel a los pacientes de los hospitales públicos. Ahí están los indolentes, los incapaces, y los coimeros. En eso se gasta el 60% del presupuesto público. Decenas de miles de millones… ¡para maltratar a la población!
Hay ministerios redundantes que no tienen razón de ser. Hay que fusionarlos con otros similares. Por ejemplo, el Ministerio de la Producción debería fusionarse con Energía y Minas, Agricultura, y Comercio Exterior y Turismo. Así, en vez de cuatro ministerios tendríamos uno… y no pasaría nada. El Ministerio de Trabajo, el de la Mujer, y el de Inclusión Social deberían fusionarse en uno solo. El de Educación y Cultura… igual. Y así por el estilo.
Hay que eliminar toda la burocracia innecesaria, redundante, inoperante, y corrupta. Así ahorraríamos un montón de plata. La idea es mejorar el bienestar de la población. La razón de ser de la burocracia NO es servirse a sí misma… como es el caso en nuestro país. La burocracia se está gastando la plata que debería utilizarse para construir escuelas, hospitales y carreteras. Y para mejorar las remuneraciones de maestros, médicos, policías y jueces. Si redujéramos la burocracia inoperante y corrupta – incluso – alcanzaría para bajar el IGV poco a poco, y así facilitar la formalización de los pequeños empresarios. Además, los precios del mercado bajarían para beneficio de la población.
Estas son ideas – sólo ideas – para que el crecimiento económico se traduzca en bienestar social. Para que nuestra solidez económica no sea dulzura para la burocracia y amargura para la población. Esa es la idea. Lampadia