Jaime de Althaus
Para Lampadia
El Ministerio de Educación casi no ha difundido la última evaluación de estudiantes debido a un resultado muy preocupante: si bien los rendimientos han mejorado en 4º y 8º grados, donde la evaluación se aplica por segunda vez, han caído muy fuertemente en 2º grado, donde teníamos una evolución progresiva y creciente desde el 2006. En matemática, la caída nos retrocede a niveles del año 2008, como si no hubiéramos avanzando nada en la última década. Algo muy grave. En comprensión de lectura hemos regresado a un nivel inferior al del 2014. Si no hacemos algo dramático y efectivo, el futuro del país queda comprometido.
¿Cómo se explican estos resultados? La ministra de Educación, Flor Pablo, nos responde lo siguiente:
“Cabe señalar, por un lado, que los resultados son atípicos: no es frecuente encontrar variaciones tan marcadas en tan pocos años. Es importante primero señalar que los estudiantes evaluados en la Evaluación Muestral 2018 cursaron el primer grado de primaria el 2017. El primer grado de primaria es donde se inicia el aprendizaje formal de la lectoescritura y la noción de número, cantidad y sus representaciones. Y lo segundo es que por razones técnicas, el 2018 se evaluó el 2do grado de primaria de manera muestral, ya no de manera censal como fueron las evaluaciones anteriores.
Dicho esto, las hipótesis que se han propuesto son las siguientes:
- El 2017 fue un año afectado por el fenómeno del Niño Costero, que dañó seriamente la infraestructura pública y privada y por el que trece regiones fueron declaradas en emergencia. Y, aunque el porcentaje de escuelas afectadas no es tan alto, las declaratorias de emergencia que pudieron haber implicado suspensión de clases afectaron las oportunidades de aprendizaje de los niños en un espectro más amplio de escuelas.
- El 2017 se produjo la huelga nacional de docentes, por lo que hubo paralizaciones en gran parte de las regiones. La huelga indefinida se inició el 15 de junio y se perdieron 214 horas de clases, que en los hechos no se llegaron a recuperar y cuando se recuperaron no siempre se dieron en condiciones óptimas.
- El 2017 se toma la decisión de suspender la evaluación censal, reemplazándola por una de carácter muestral para el segundo grado. Al no haber prueba censal, desaparecen los incentivos monetarios[1] a los maestros por mejores resultados y las escuelas suspenden, por un lado, los habituales entrenamientos de alumnos en preguntas similares a las de la prueba nacional y, por el otro, el recorte curricular (más horas de entrenamiento en las competencias evaluadas en desmedro de la formación integral).”
La huelga del 2017 y la ausencia de incentivos
La explicación de la huelga nacional de docentes el 2017 es clarísima. Afectó más al segundo grado que a grados superiores al año siguiente porque es en primer grado cuando efectivamente se forma la capacidad de leer y de trabajar con números. Allí se pone la base. Y ese año la base no se formó. Pero la otra explicación –la ausencia de incentivos monetarios a los maestros- es aún más preocupante porque pone en cuestión buena parte de los avances de toda la década. Indicaría que si no hay incentivos no hay mejora, de modo que los progresos que hemos tenido en años anteriores habrían sido relativamente artificiales o falaces, porque los incentivos no habrían logrado infundir un cambio permanente en la práctica de los profesores y por lo tanto tampoco en los rendimientos de los alumnos. Como dice el ex ministro Daniel Alfaro, podrían tener un “efecto policía”, que solo mejoran el comportamiento cuando se da el bono.
La Ministra agrega, además, que los mencionados incentivos monetarios a los profesores que mejoran los resultados…:
“…promueven prácticas pedagógicas no deseables como el entrenamiento para la prueba y el recorte curricular. Además, los incentivos están asociados a una disminución de la motivación intrínseca, tanto de docentes como de estudiantes (Amrein & Berliner, 2003; Mora, 2011), a la mejora de aspectos solo superficiales del aprendizaje y al aumento de la probabilidad de hacer trampa en las pruebas (Nichols & Berliner, 2007; Jones, Jones, & Hargrove, 2003). Por otro lado, está documentado que estas prácticas pueden afectar, en el tiempo, la validez de los resultados (Adams, Heywood, & Rothstein, 2009; Klein, Hamilton, McCaffrey, & Stecher, 2000; Hout & Elliot, 2011).”
Ya no habrá incentivos por mejora en resultados
Al parecer en este tema hay opiniones contrapuestas. La teoría de los “nudges” (empujones) de la economía del comportamiento avalaría la práctica de bonos en ciertas circunstancias. No obstante, han tenido que pasar 11 años para que el ministerio se convenza de lo contrario y se tome la decisión de cambiar el sistema de incentivos. “Por ello, desde este año, este incentivo se va convertir en un incentivo a la innovación pedagógica para alentar a los maestros en sus buenas prácticas en diferentes áreas como el uso de Tics, la convivencia en el aula y la escuela, la cultura e historia local, el cuidado de la salud, la participación estudiantil, entre otros”. [2]
Diferencias abismales
El ministerio –el Perú-, sin embargo, tiene que producir una respuesta mucho más potente y ambiciosa. Porque no es solo que habríamos avanzado poco en rendimientos escolares en la última década, auto engañándonos con mejoras febles, sino que las diferencias entre los colegios top y la mayor parte de los colegios del país, es abismal. Se nota con mayor nitidez en la evaluación censal para octavo grado. En el siguiente cuadro se observa como en “Comunicación”, por ejemplo, el porcentaje de alumnos de un colegio particular de nivel A que está en el nivel 2 o satisfactorio es 76.2 mientras que el promedio nacional es 16.2. Es decir, hay porcentualmente casi cinco veces más alumnos en el nivel satisfactorio en un colegio privado de nivel A que en el promedio nacional. Esto es aterrador.
¿Qué hacer? ¿Cómo revertir esta situación que nos condena a ser un país del tercer mundo, inviable en la cuarta revolución industrial? ¿Cómo es posible que el presupuesto del sector Educación se haya más que triplicado entre el 2007 y el 2019 –pasó de 9,680 millones de soles a 30,628 millones-[3] y los rendimientos de los estudiantes hayan progresado muy poco? Es un escándalo.
No hay evaluaciones de desempeño
Es evidente que la causa de los bajos rendimientos estudiantiles está principalmente en la capacidad y calidad de los docentes. Para ello se aprobaron dos leyes sucesivas de reforma magisterial, a fin de introducir evaluaciones y meritocracia en la carrera magisterial de modo de ir capacitando cada vez más a los maestros y que aquellos que no tuvieran condiciones para serlo se retirasen de la carrera. Por lo visto, esto no ha funcionado. Y no ha funcionado porque, debido a la resistencia de los sindicatos y la debilidad del Ministerio, casi no se ha aplicado la evaluación de desempeño, salvo a una proporción muy pequeña de profesores de inicial y a 15 mil en primaria el año pasado. En ambos casos, además, con calificaciones muy benignas. Daniel Alfaro nos recuerda que en Inicial se evaluó a 5,500 docentes, desaprobaron 38 que fueron capacitados durante 5 meses y de ellos desaprobaron 10, por salud mental. En Primaria, de los 15 mil solo desaprobaron 600. Si, de acuerdo a estimaciones del Ministerio, solo 7% de los docentes fomentan el pensamiento crítico en las aulas, por ejemplo, es obvio que esta prueba, cuando se ejecuta, sufre presiones y no funciona como filtro. Alfaro opina que debe revisarse la experiencia adquirida en su aplicación y a partir de allí reformularla.
Que sepamos, este año no está programada ninguna evaluación de desempeño. Pero esto es un imperativo nacional. De la aplicación plena de la ley de carrera magisterial depende el futuro del país y la medida en que los niños podrán luego insertarse en la economía nacional y global. Se necesita liderazgo político y sindicatos conscientes y responsables.
¿Tablets? Gestión y APPs
Se podría pensar en la masificación de tablets, que contienen cursos de autoenseñanza, que en alguna medida reemplazan el dictado del curso por el profesor. De todos modos, sin embargo, se necesitaría que los profesores sean alfabetos digitales. En el aula tendría que haber un docente guía para aprovechar lo que las tablets pueden dar. Según Alfaro, de las 55 mil escuelas, solo 1000 podrían convertirse en escuelas digitales en este momento.
Consultado al respecto Jorge Yzusqui, director de la cadena privada Innova Schools (54 colegios en 12 regiones), nos dijo lo siguiente: “las tablets pueden ayudar en algo, pero no van a resolver el problema. Sigo pensando que un tema central es la gestión. Los resultados de los colegios de Innova Schools son muy superiores al promedio de los privados y los públicos y eso con profesores del mismo nivel de los que van a los colegios públicos, pero con una gestión efectiva” (ver gráfico):
Cuando habla de gestión, Yzusqui se refiere a “capacitar, introducir innovaciones educativas, brindar autonomía, gestionar los servicios de apoyo a la escuela, mantenimiento, reparaciones, seguridad, limpieza, internet, etc., etc.”. Pero, por supuesto, gestión también incluye la posibilidad de seleccionar profesores y retirarlos si no dan fuego. Y esto último es algo que las escuelas públicas prácticamente no pueden hacer porque, como decíamos, las evaluaciones de desempeño no se aplican aun en el sector público y porque las instituciones educativas públicas carecen de autonomía.
Una manera de avanzar en esto sería multiplicar el modelo Fe y Alegría. Es decir, asociaciones público privadas para la gestión de redes de colegios públicos. El problema es que, por oposición de los sindicatos, el Ministerio no se atreve a promover APPs para la gestión, sino solo para la construcción y mantenimiento de colegios. El Ministerio debería tener la capacidad de poner por delante el interés de los alumnos antes que el de los sindicatos, o persuadir a éstos de la conveniencia nacional de estas fórmulas creativas.
Pacto Social
Pablo Bustamante y Lampadia han reclamado reiteradamente la necesidad de un Pacto Social por la Educación, que incorpore a maestros, padres de familia, Estado y sociedad civil. Dicho Pacto es ahora más necesario que nunca, si no queremos perder para siempre la carrera por el desarrollo. Lampadia
[1] Los incentivos los recibían los docentes y directores de las IE que subían su desempeño en la ECE. Iban desde 1000 a 3000 soles según se tratara del docente del grado que subió en resultados, de los docentes de la institución educativa que mejoró y el director de la IE que subió en resultados.
[2] La Ministra argumenta también que una de las razones que explicaría el retroceso en los resultados fue la reducción en el alcance de la intervención de Soporte Pedagógico a instituciones educativas en ámbito urbano. “Estos eran programas que permitían llegar a alrededor de 4213 instituciones educativas con asesoramiento a los docentes de primaria, hacer refuerzo escolar con niños con más bajos desempeños y el trabajo con las familias para que apoyen a sus hijos. Los vamos a volver a llevar a las escuelas, agregándole un componente fundamental que es contextualizarlos a cada región. Este año llegaremos a 2900 instituciones educativas y lo estamos desarrollando en coordinación con los gobiernos regionales”. anuncia.
[3] Ver en Consulta Amigable del MEF: http://apps5.mineco.gob.pe/transparencia/Navegador/default.aspx?y=2007&ap=ActProy