La desaceleración económica que vive el Perú se refleja en la creación de empleo en la capital. En agosto, la población económicamente activa (PEA) empleada en Lima Metropolitana creció apenas 0.7%, cuando hace un año lo hacía en cerca de 3%. Este resultado esconde algunas realidades distintas dentro de la población empleada. Los menores de 24 años que tienen como máximo educación secundaria y que trabajan en el sector comercio están perdiendo sus empleos. En el caso de la educación se puede ver que los trabajadores con nivel superior (universitario y no universitario) están siendo absorbidos dinámicamente, con tasas que superan largamente el promedio.
Las estadísticas de agosto indican también que el empleo en el sector manufactura ha dejado de caer, tal como lo venía haciendo en meses anteriores. Además, parece ser que los sectores de comercio y servicios no van en línea con el crecimiento de sus respectivos productos brutos internos (PBI). Aunque en ambos casos su crecimiento se ha desacelerado, el empleo en el sector comercio cae y el de sector servicios pasa de crecer 4.7% en agosto del 2013 a solo 1.7% en agosto de este año. Este hecho da alguna evidencia contradictoria que amerita revisar la metodología de cálculo del PBI mensual para ambos sectores, tal como se ha venido sugiriendo en las últimas semanas en los medios.
Por el lado de los ingresos, se han acelerado, en términos reales (ajustados por la pérdida de poder adquisitivo que origina la inflación), pasando de un crecimiento de apenas 1.9% en agosto del 2013, a 6.1% en agosto de este año. Los mayores de 45 años, los que cuentan con educación superior universitaria y los que laboran en el sector servicios han sido los más favorecidos.
Esta aparente contradicción entre la desaceleración marcada de la creación de empleo y la elevación de los salarios se explica por la recomposición del empleo entre sus componentes adecuado y no adecuado (subempleados, aquellas personas que trabaja más de 48 horas a la semana o que reciben una remuneración inferior a la línea de pobreza). En ese sentido, el empleo adecuado ha crecido 7%, mientras que el inadecuado ha caído 9.6%; dado que el primero tiene un crecimiento de sus ingresos que es sensiblemente mayor, la estadística agregada muestra este crecimiento.
Es interesante notar que en esta coyuntura de desaceleración económica, los empleadores estén dispuestos a subir salarios. Pero, como se puede ver al dividir a los empleados por nivel educativo, la superior universitaria, además de ser la mejor remunerada, crece más rápido, indicando la necesidad que tienen las empresas de aumentar la productividad y no perder rentabilidad. Así, tenemos una recomposición de la demanda de trabajo: se contrata menos gente de baja productividad y se la reemplaza por una de mayor productividad. El efecto neto es una desaceleración en la contratación y una subida de salarios. Esta sería una suerte de medida anticíclica tomada desde el sector privado.