Fernando Cillóniz B.
CILLONIZ.PE
Ica, 2 de agosto de 2019
Para Lampadia
La gente está entretenida. Los titulares periodísticos son unos bombazos noticiosos. “Se van todos”. “Renuncia Vizcarra y asume Meche”. “Renuncian Vizcarra y Meche, y asume Olaechea”. “Vacancia presidencial”. Los periodistas están en su garbanzal.
Total… no se sabe cuándo serán las próximas elecciones generales. ¿Serán en el 2020 o en el 2021? Todo el escenario político se alborotó – de sopetón – al final del discurso presidencial de Fiestas Patrias. Cuando los bostezos estaban en su máxima expresión… ¡toma mientras! El presidente propuso el recorte del período presidencial y congresal. Incluido el lapidario “nos vamos todos”.
Ahora todo es incertidumbre. Los peruanos estábamos a la espera del 2021 para elegir a un nuevo presidente y a un nuevo congreso. Por fin, nos libraríamos de “los peores y más corruptos congresistas” que jamás hayamos tenido. Aunque valgan verdades, fuimos nosotros – los electores – los que votamos por ellos. Además – que quede claro – hay congresistas que no merecen los calificativos negativos antes mencionados.
El hecho es que el escenario político está cambiando minuto a minuto. Las primicias se suceden una tras otra. Todo el mundo está a la expectativa de quién dice qué. Y qué responde aquel. Hasta Cáceres Llica – el inefable y desubicado Gobernador Regional de Arequipa – está en escena.
La pregunta es ¿y el país… cómo queda? ¿Y la lucha contra la corrupción? ¿Y la reconstrucción del Norte? ¿Y el tren de cercanías Lima – Ica? ¿Y la salud y la educación? ¿Y el agua y la inseguridad? ¿Y la crisis en el Poder Judicial? ¡Increíble! Todo lo importante ha pasado a segundo plano. Hasta los extraordinarios triunfos peruanos en los juegos Panamericanos Lima 2019 son “chancay de a veinte” frente al espectáculo político nacional. Total… estamos en plena temporada circense.
A ese respecto, sorprende el respaldo de los Gobernadores Regionales a la propuesta del presidente Vizcarra de acortar el período gubernamental. ¿Acaso no se dan cuenta de que los más afectados por la incertidumbre política serán ellos mismos? O, mejor dicho, las regiones que ellos representan.
Pareciera que nuestra clase política no valora el principio de la estabilidad y predictibilidad de las reglas de juego. En ese sentido ¡qué inoportuno resultó el anuncio de una nueva ley general de minería dentro del discurso presidencial! En cambio ¡qué le pasó al presidente que no hizo ninguna mención respecto a la esperada prórroga de la ley de promoción agraria! ¿Acaso no le importa el empleo formal en el sector rural?
Mal… muy mal. Los peruanos no merecemos la inestabilidad política que estamos viviendo. Y tampoco merecemos el desgobierno, el maltrato a la Policía, y todo el vandalismo y anarquía mostrados por la televisión. El pésimo manejo del conflicto de Tía María en Arequipa denota falta de liderazgo, debilidad, indecisión, permisividad, y todo lo demás. El imperio de la ley está hecho trizas.
Gobernar en el nombre del agua, la salud, la educación y la seguridad. Simplificación, eficiencia, participación, y transparencia. Hogar, escuela, empresa, y comunidad. Honestidad, austeridad, respeto, y solidaridad. Verdad, justicia, bien, y vida. Recursos naturales, manufacturas, servicios, y emprendimientos innovadores. He ahí algunas pautas para lograr el bienestar de los peruanos.
El “nos vamos todos” – aparte de incertidumbre – no conduce a nada bueno. Lampadia