Entrevista a Jaime Reusche, vicepresidente del grupo de Riesgo Soberano de Moody’s
Gestión, 7 de setiembre de 2020
El economista peruano afirmó que Moody’s no revisará la calificación de Perú, salvo ocurra alguna “sorpresa”. Considera que el MEF debe dedicarse a dejar cuentas claras al próximo Gobierno.
¿Las proyecciones del MEF en MMM son realistas?
Desde el punto de vista del 2020 y 20221 sí las veo como realistas e, incluso, un poco conservadoras. El problema es el horizonte de mediano plazo. Cómo llegar a esa meta de déficit de 1% y de reducción de deuda. Esto ya no está bajo el control de este Gobierno y el próximo tendrá que reafianzar su compromiso con esas cifras o presentar nuevas.
¿El mediano plazo es menos creíble?
El mediano plazo va a ser más difícil de proyectar y, por ende, las cifras que ha compartido el MEF son básicamente una guía, pero no creo que sea exactamente lo que se cumpla, ni creo que ellos estén esperando que así sea.
¿Se revisará la calificación de Perú?
Por nuestro lado, a menos que haya una sorpresa, no vemos ninguna necesidad de que haya revisión y va en línea con lo que vemos. La respuesta de política económica y fiscal ha sido por el momento la correcta, dada la realidad que se vive en el Perú y el shock de la pandemia. Mantener la calificación va a depender puramente de lo que traiga el nuevo Gobierno.
¿Hay espacio para incrementar el gasto fiscal y que el déficit sea superior a 10% del PBI?
Dudo que pueda ser mayor, si vamos a ser realistas, por el hecho de que habrá una incapacidad para poder ejecutar todo el programa de estímulo que incorpora más de 4 puntos del PBI en gasto adicional. Lo que hemos visto hasta el momento es que el gasto de capital se ha estado cayendo fuertemente y refleja los problemas de ejecución que tiene el Estado.
¿Además de la inversión pública el Gobierno tiene alguna otra alternativa que no esté usando para impulsar la economía?
Para el impulso fiscal tienes la inversión pública, donde siempre hemos tenido dificultades para su ejecución, o el gasto corriente que puede ser un poco dañino, mediante más subsidios, más transferencias. Quizás el MEF se anime a volverlo a usar porque su efecto es más rápido que la inversión pública.
Y en el caso del sector privado, ¿ven que haya una actitud distinta del Gobierno para trabajar de la mano?
Para la recuperación del sector privado hay dos caminos: su propia habilidad para recuperarse e invertir, y la voluntad. La habilidad se está atacando con los créditos de Reactiva Perú. Pero la voluntad de recuperar la actividad económica viene del mensaje político que se tenga para incentivar la inversión y allí sí se ven fallas.
¿Qué tipo de fallas?
Por un lado están todas las medidas que ha estado dictando el Congreso que son disuasivas a la inversión privada y, por otro, la falta de coherencia en el mensaje del Gobierno. Por un lado está el MEF haciendo lo posible por incentivar, y en el otro, el resto del Gobierno que no compra esa idea de que el sector privado es el motor más importante de la economía.
¿Sienten que esta disparidad entre el MEF y el resto del Gobierno aún persiste?
Parecería que se está comenzando a dar una transición más hacia la visión del MEF y puede que sea en parte por desesperación de lo que estamos viendo. Se ha llegado a dar cuenta el Gobierno que no puede solo. Pensó que el sector público podía cargar todo y ese no fue el caso. Los problemas de gestión del Estado se han vuelto más evidentes en esta pandemia.
¿Alguna medida específica que indique este cambio de visión?
Es básicamente por el discurso. Hasta el momento no hemos visto una medida concreta de los niveles más altos del Gobierno que diga que específicamente trabajarán con el sector privado en tal o cual proyecto. Simplemente se está dando una flexibilización del discurso, para darle la bienvenida al sector privado.
¿El Gobierno tiene margen de acción frente a la pandemia?
El Gobierno tiene margen para acercarse al sector privado, mejorar los servicios de salud y utilizar más inteligencia para contener la pandemia, pero el MEF tiene que dedicarse a contener riesgos y a manejar la crisis, tratar de navegar hacia un buen puerto y dejar la cuentas en orden al siguiente Gobierno.
¿Hoy el siguiente paso es que el Gobierno involucre más al sector privado?
Sin duda, es lo único que queda. Ya a estas alturas el Gobierno está haciendo lo posible por terminar su último año, pero se está quedando rezagado en los restos que está enfrentando.