Por: Juan Carlos Hurtado Miller
Expreso, 11 de octubre de 2020
Sr. Presidente:
En artículos anteriores, me he referido a la necesidad de apoyar a las mypes, con créditos nuevos, a través de las Cajas Municipales y las Rurales; así como de las cooperativas de crédito. Para ello, propuse la concertación de un nuevo crédito del MEF con el BCR por la suma de 15, 000 millones de soles, de los que doce mil millones de ellos se usaran para lo anteriormente expresado.
En esta oportunidad, me voy a referir al agro, siempre dentro del concepto de mejorar el empleo y lograr la modernización productiva. La variante en esta presentación es que se propone que el dinero a utilizar sea dado como “gasto social” destinado a zonas de menor desarrollo relativo; es decir, sin devolución al aportante, que es el Estado, pero con beneficio colateral a la sociedad, pues lograremos una mejor producción, aumento de la productividad y disponibilidad de mayor oferta de consumo a nuestra población y hasta, quizás, aumento de exportaciones, todo ello con beneficio monetario para los conductores de las parcelas que queremos promocionar.
El agro costero, aparte de las exportadoras, está siendo atendido por programas específicos como Agrorural, Agroideas, Senasa e INIA del Ministerio de Agricultura y hasta de Produce con el Instituto Tecnológico de la Producción-ITP y la red de CITES y además, recientemente, se ha otorgado el FAE Agrícola para créditos de campaña. El agro serrano, en cambio, carece de tecnologías productivas por falta de asistencia técnica, de financiamiento y aloja la mayor informalidad de empleo y de pobreza, no solo monetaria, sino de necesidades básicas de vivencia.
Es necesario, por lo tanto, identificar programas que con ayuda monetaria inmediata produzcan efecto de orden económico en estas zonas de menor desarrollo relativo con mejora en la producción, en la productividad mediante mejor utilización del agua, no solo en su uso tecnificado, sino, además, en su mejor conservación por almacenamiento y como siembra de agua por recarga hídrica del suelo, subsuelo y acuífero para retener, infiltrar, almacenar y regular las aguas de escorrentías provenientes de las lluvias.
De la suma inicial de 15,000 millones de soles, en esta ocasión, se propone destinar 1,500 millones de soles para cuatro programas:
1.- Sierra Productiva.
El “Instituto para una Alternativa Agraria”-IAA es una ONG que lidera el programa denominado “Sierra Productiva”, la que promueve una revolución productiva económica y social en zonas de pobreza rural, en la que dan asistencia técnica a través de líderes locales, los denominados “Yachachiqs” (“el que sabe y enseña” en quechua) que imparte 18 tecnologías de mejora de la productividad y hasta de vivienda. Este programa se desarrolla actualmente en 16 departamentos de nuestro país y alcanza a 50,000 familias. Debemos reforzar lo hecho y tratar de aumentar los beneficiarios.
2.- El Ministerio de Agricultura y Riego conduce un Programa denominado: “Sierra Azul” que consiste en tres subprogramas, la siembra y cosecha de agua (cochas: reservorios pequeños; puquios: agua que brota; amunas: recarga de acuífero: siembra de agua, bofedales: humedad de altura; zanjas de infiltración; sistemas de andenería, terrazas, y reforestación); luego, los sistemas de riego y parcelas agrícolas (represas y construcción de canales) y, por último; el fortalecimiento de capacidades para construir los centros de gestión y la asistencia y capacitación técnica.
El programa tiene identificados y evaluados 1,647 distritos, en cuanto a riesgo agropecuario, sequía, precipitación pluvial, pobreza rural, presupuestos locales, superficie agrícola y hasta posibilidad de contrapartida de los gobiernos locales y de los propios beneficiarios. Para el año entrante tiene planeado la ejecución de 1,085 qochas (reservorios) y la inscripción de 174 mil títulos de propiedad rural. Además, operan los denominados “Núcleos Ejecutores” que son mecanismos de generación de empleo para la población rural para limpiar y mantener infraestructura de riego. Apoyemos su ampliación.
3.- El tercer programa a reforzar es el Programa “Sierra y Selva Exportadora” del Ministerio de Agricultura que está destinado a incrementar la productividad y diversificación de bienes y servicios de la región andina y selvática para lograr la exportación de productos por ellos sembrados. Se trabaja en productos terminados, como quesos o naturales como granos andinos, ganadería altoandina, palta y hasta industria forestal. El programa tiene su propia administración por lo que será más sencillo promocionarlo.
4.- El cuarto programa es el desarrollado por la denominada “Mancomunidad Regional de los Andes” que agrupa esfuerzos de desarrollo en siembra y cosecha de agua en lograr reservorios, absorber el agua de las lluvias y promocionar la reforestación y mejora del ambiente local. Agrupa los departamentos de Ayacucho, Ica, Huancavelica, Apurímac y Junín. La ventaja es que este programa tiene muy bien definidos sus objetivos y sus obras, hasta con presupuestos de emprendimiento.
La administración de todo lo propuesto y la asignación presupuestaria, debe estar en manos del Ministerio de Agricultura, liderando un Programa con entidades existentes denominado de “Promoción de la Reserva Nacional Alimentaria y del Empleo”. Se debe pedir, asimismo, la participación de ANA, Autoridad Nacional del Agua y del INIA: Instituto Nacional de Innovación Agraria.
Señor Presidente: el desarrollo es una escalera de cuatro escalones. La cuarta, o sea, la más alta, son los que ya llegaron y por ende: “tienen”, y del Estado solo requieren un “entorno” económico razonable para seguir aportando al crecimiento de nuestro país; en el tercer escalón, son los “que pueden tener” y del Estado solo esperan una “promoción” impulsora para llegar y, con ello, tener y asimismo aportar; en el segundo escalón, están los que “quieren tener” y ellos, para llegar, necesitan un incentivo que se denomina “inversión social” en que devuelven lo entregado y luego empiezan a aportar; y por último, están los del primer y más bajo escalón; ellos, ni siquiera han partido y, por lo tanto, “no tienen” y, por eso, precisan un “gasto social” que no devolverán al dador, pero sí a la sociedad. A ellos me he referido en este artículo, porque solos no llegan, no hay que confundirse, esto no es impartir bondad, es dar oportunidad para salir de la indeseable rutina de la pobreza; eso es justicia distributiva.