Rafael Venegas
Director Independiente de Empresas y Senior Advisor de Spencer Stuart
Para Lampadia
Después de la debacle que sufrió el país en las últimas dos décadas del siglo pasado, la primera del siglo XXI fue bastante buena para el desarrollo y crecimiento del país. La economía se solidificó, la clase media creció y la pobreza se redujo, ambas de manera importante. Como nunca, fuimos considerados como un ejemplo de la Región y el frente político estuvo bastante tranquilo.
Muchos pensábamos que finalmente estábamos despegando y todo esto en su conjunto, sirvió para darle a la población una grata sensación de bienestar. Esto prueba que, si nos lo proponemos, podemos conseguir buenos resultados.
Pero, como a los peruanos no nos gusta ir ganando y preferimos ir perdiendo, se comenzó a reducir la viada que traíamos y comenzamos a auto generarnos problemas en todos los frentes. Todo esto liderado por nuestros irresponsables e incapaces políticos y autoridades gubernamentales, que lamentablemente nadie les puso un paralé. ¡Un verdadero harakiri!
Nuevamente comenzó a reinar la informalidad, el desorden, la corrupción, la indecisión, el protagonismo y el aprovechamiento político, generándose una absurda y vergonzosa crisis política, que causó la renuncia del presidente y el cierre del congreso. Todo esto a costa del bienestar de la población y del progreso del país. En este difícil escenario, para colmo de males, nos agarra el Coronavirus.
¿Porqué nos auto destruimos? ¿Porqué no aprovechamos las oportunidades? ¿Porqué somos tan individualistas? ¿Qué tendríamos que hacer para que esto no suceda y podamos ser ganadores? ¿Quién lo podría hacer? Y ¿Cómo? Estas son algunas de las preguntas que muchos nos hacemos y para tratar de responderlas me puse a analizar, que es lo que hacen bien los países que son mas exitosos.
Estos países, independientemente de los recursos naturales, ubicación geográfica y formato que utilicen, tienen buenos resultados, porque enfocan disciplinadamente en un propósito único en beneficio de la población y del país y porque quienes gobiernan tienen las competencias necesarias para gestionar eficazmente. ¡Punto!
Esto, que parece muy simple, es tremendamente complicado para la gran mayoría de países del mundo y mas aún para los que son poco disciplinados y tienen grandes diferencias en todos los frentes, como el nuestro.
Como yo carezco totalmente de experiencia en la administración pública, pero si tengo una larga experiencia de gestión en el sector empresarial privado, decidí comparar lo que hacen las empresas más exitosas del mundo y ver si tienen similitudes con lo que hacen los países exitosos y así establecer un paralelo entre ellos, el cual nos pueda servir para encontrar respuestas. En resumen, el resultado fue que si existen claras similitudes.
Primeramente, en cuanto a los formatos, las empresas pueden ser familiares (o de accionariado cerrado – S.A.C.) o públicas (de accionariado difundido S.A.). También existen las mixtas. En estas, los dueños (o socios) originales mantienen la mayoría, pero ceden parte del capital a otros accionistas. Estos formatos son similares a los de gobierno de los países. Así, la Monarquía (o Dictadura), se compara con la empresa familiar, el gobierno democrático, con la empresa pública y la empresa en tránsito con los gobiernos mixtos, como el Reino Unido, España o Japón.
En cuanto a los actores, la población de un país equivale a los accionistas, en una empresa. El parlamento, es el directorio; el Presidente es el CEO, su gabinete, es el equipo gerencial y el poder judicial y los reguladores, son los contralores y auditores, en las empresas.
En mi análisis distingo principalmente cinco características comunes, que son la base del éxito en ambos casos. La primera es tener un propósito único, que en los países exitosos es ¨Bienestar para la población y Progreso para país¨, mientras que en las empresas exitosas es ¨Satisfacción del Cliente e incremento del valor de la Empresa (para los accionistas)¨. Esto es algo que está solo a nivel sueño en el gobierno de nuestro país. Aquí no hay propósito único, porque todos los jugadores, especialmente los que tienen poder político, tienen su agenda propia. Es decir, hay miles de propósitos individuales y a nadie le interesa uno colectivo.
La segunda característica común es tener un marco de acción muy claro, simple y estable. En los países esto es la Constitución y las leyes. En las empresas son sus estatutos, códigos y procedimientos internos. Este marco es disciplinadamente respetado y cumplido a cabalidad, tanto en los países, como en las empresas exitosas.
En nuestro país, felizmente la Constitución esta protegida y hacerle cambios no es tan fácil (como quisieran algunos irresponsables). Sin embargo, las leyes y sus reglamentos son cambiados y manipulados a diestra y siniestra, por un congreso que actúa irresponsablemente, en base a consignas partidarias o a iniciativas populistas individuales o por burócratas ministeriales que ponen todo tipo de trabas, para hacer mas difícil cualquier proceso y así crear grandes oportunidades para la corrupción.
La tercera, es tener un Plan Maestro Nacional, en los países y un Plan Estratégico en las empresas. Estos deben abarcar todos los frentes, incluyendo el económico y deben ser de mediano/largo plazo. Lo mas importante es que deben trascender gobiernos (o gerencias en el caso de las empresas). Esto es fundamental, por eso en algunos países, este plan es una Ley Matriz. Los gobiernos (o gerencias) que heredan el Plan, tienen el deber de continuar su ejecución disciplinadamente, bajo la fiscalización del poder legislativo (directorio en el caso de las empresas).
Lamentablemente, esto está muy, pero muy lejos de que suceda en nuestro país, donde impera la indisciplina política y el ¨borrón y cuenta nueva¨, cada vez que se produce un cambio de mando. El único caso en que se ha conseguido esta trascendencia y que hoy es nuestro único salvavidas en la presente crisis, es el manejo económico ejecutado por el Banco Central de Reserva. ¡Un verdadero éxito!
La cuarta característica, tanto en los países como en las empresas, es tener un equipo de gestión probo y con las debidas competencias. Además, es muy importante en ambos casos, que este equipo funcione verdaderamente como tal y no como genios individuales. Esta es una gran debilidad en nuestro país, ya que los requisitos para ser presidente o congresista, son mínimos e irrisorios y por lo tanto, estos cargos resultan ocupados por personas que no tienen las calificaciones básicas necesarias. Esto no tiene punto de comparación con los procesos exigentes previos, que hay en los países exitosos y mucho menos, con los que hay en las empresas de éxito.
Finalmente, la quinta característica común entre países y empresas exitosas, es tener un sistema de control y sanción justo, probo, firme y realmente independiente. Esto es absolutamente indispensable para el éxito, tanto de los países, como de las empresas. Mientras que en los países me refiero al Poder Judicial y a los entes reguladores, en las empresas me refiero a los Auditores (interno y externo) y a los oficiales de Cumplimiento. En ambos casos, la total independencia y la firmeza en las sanciones son claves para su efectividad.
En nuestro país ésta característica está también a un nivel casi inalcanzable, ya que actualmente, este frente es una verdadera vergüenza. Esto se sabía desde hace mucho tiempo, pero recién se desvelo en su verdadera magnitud. Este es un caso en que si aplicaría perfectamente el ¨borrón y cuenta nueva¨ y sanción ejemplar.
Como hemos visto, hay claras coincidencias entre las características claves que aplican tanto a los países, como a las empresas mas exitosas del mundo. Estas características, que no son ciencia nuclear, podrían ser aplicadas en cualquier otro país o empresa, que tenga un propósito único y quiera ser exitosa. Además, hay países que tiene recursos naturales y ubicaciones geográficas privilegiadas, como el nuestro. ¿Entonces cual es el problema?
La respuesta es muy fácil, ¡lo que no tenemos es capacidad GESTIÓN!
Creo que ya es hora que la población reconozca el rotundo fracaso de la irresponsable, incapaz y precaria clase política en la gestión del país y decida por una gestión idónea. También creo que en el Perú hay tres generaciones de gente profesional, experimentada, capaz y proba, que podrían asumir este reto y regresarnos a la senda de bienestar y progreso que, con mucho esfuerzo, estábamos consiguiendo en la primera década de este siglo.
¿Entonces, que piensan ustedes? ¿Creen que hay la posibilidad de desarrollar PERU S.A.? O tal vez son, como dice el vals de Felipe Pinglo, ¨Sueños de Opio¨. Lampadia