Charo Camprubí
Para Lampadia
En repetidas ocasiones Pedro Sánchez dijo que quería gobernar España hasta el 2020, pero no le ha sido posible. Hace unos días, los independentistas catalanes dejaron caer al Gobierno cuando votaron junto a la derecha en contra de los presupuestos. Así expresaron su descontento por no haber conseguido que el Gobierno abordase el derecho a la autodeterminación.
Sánchez ya se esperaba la ruptura. Incluso llegó a pensar que era lo mejor que le podía pasar para dejar con un pie en el aire a la derecha española que lo ha acusado de “alta traición” por entablar un diálogo bilateral con los independentistas. Y, ¿qué mejor muestra de que no ha ofrecido nada que no esté dentro del marco de la Constitución que ser abandonado por ellos?
España ya está en clave electoral. La fecha de las próximas elecciones generales es el 28 de abril y la de las municipales, autonómicas y europeas, el 26 de mayo. Cataluña volverá a centrar el debate político ya que todo gira en torno a qué salida darle al conflicto catalán.
Los electores podrán elegir entre dos propuestas diametralmente opuestas: por un lado, la política de diálogo de Sánchez y, por otra, la política de represión auspiciada por el tripartito de derecha constituido por el Partido Popular, Ciudadanos y VOX. El tripartito propone aplicar por tiempo indefinido el artículo 155 de la Constitución, lo que suspendería la autonomía catalana y Cataluña pasaría a ser gobernada desde Madrid.
Esta política llevaría a España a una oposición frontal con el 47% de los catalanes que se declaran independentistas (alrededor de dos millones de votantes). Dicha opción no es la mayoritaria ya que un 52% de los españoles y un 78.5% de los catalanes apoyan el diálogo y solo un tercio dice estar a favor de la línea dura. El mensaje de diálogo de Sánchez ha calado a pesar de ser infructuoso por el momento. Pero la derecha ha hecho del tema catalán su marca de identidad electoral y no acepta el diálogo, aunque la ciudadanía muestre signos de preferir que el tema catalán se resuelva por las buenas.
La lista de insultos que la derecha ha proferido contra Sánchez, tanto por Cataluña como por haber llegado al poder gracias a una moción de censura, no le ha impedido al jefe del Gobierno ganar credibilidad dentro del cuerpo electoral. Según las últimas encuestas el PSOE ganaría 30 diputados lo que le permitiría convertirse en el primer partido de España con un 28.5% de lo votos. Este resultado se debe a que el PSOE recupera en parte el voto que se fue a Podemos.
Se premiaría así la intensa acción legislativa del Gobierno que logró aprobar en tan solo unos meses 13 leyes y 25 decretos leyes. Entre estos últimos figuran cuestiones emblemáticas como la subida del salario mínimo interprofesional, la subida de las pensiones y el aumento del sueldo de los funcionarios.
Pero en la España multipartidista de hoy en día, ser el primer partido no significa poder gobernar ni mucho menos. Hay que constituir un bloque para llegar a la Moncloa. La derecha ya lo tiene. Piensa reeditar en Madrid el tripartito andaluz: Partido Popular, Ciudadanos y VOX. El Partido Popular quiere que VOX vuelva al redil y se reincorpore a sus filas, de donde salió. Pero VOX no piensa dejarse llevar por los cantos de sirena del Partido Popular cuando las encuestas le dan 16 diputados a nivel nacional. La derecha seguirá pues fragmentada y cada vez más alejada del centro por su alianza táctica con VOX. Este tripartito tanto podría ganar las elecciones como no alcanzar la mayoría.
La constitución de un bloque de izquierda es mucho menos clara. El PSOE podría reeditar su acuerdo con Unidos Podemos, el Partido Nacionalista Vasco y los independentistas catalanes, por lo menos con Esquerra Republicana que parece ser más cercana al autonomismo que el PDECAT, controlado en parte por Puigdemont. Pero habrá que ver que le piden al PSOE a cambio de su apoyo ya que, lo más probable, es que no le vuelvan a dar un cheque en blanco.
La otra posibilidad es que el PSOE gobernara con Ciudadanos, partido centrista en sus orígenes. Esta es la opción preferida de la Unión Europea que ve con recelo la llegada en España de un gobierno apoyado por un partido ultraderechista como VOX. ¡No quieren de una segunda Italia en su seno! También la prefieren los centristas del PSOE como Felipe González. Pero el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, dice que no gobernará nunca con Sánchez (aunque en marzo del 2016 se pusieron de acuerdo en un programa centrista y estuvieron a punto de gobernar juntos) y que solo pactaría con el PSOE para gobernar en ayuntamientos y autonomías.
El PSOE se presenta a la campaña electoral con algo insólito: un libro titulado “Manual de Resistencia”, que lleva la firma del propio Pedro Sánchez; un lema: “La España que quieres” y, por último, el símbolo de un corazón remplazando a los tradicionales puño y rosa. Como telón de fondo, prosigue el juicio iniciado el 12 de febrero a varios líderes independentistas encausados. Lampadia