Charo Camprubi
Desde España
Para Lampadia
La transición española de la dictadura a la democracia no podía considerarse cerrada mientras se mantuviera al General Franco en el Valle de los Caídos, obra faraónica llevada a cabo por miles de prisioneros republicanos, mediante trabajos forzosos, con el objetivo de perpetuar la memoria del dictador. Faltaba ese eslabón y ahora, 44 años después de que lo enterraran con bombo y platillo en ese grandioso mausoleo, los restos de Franco han sido retirados, con serenidad y discreción, y trasladados al cementerio de El Pardo-Mingorrubio donde reposará junto a su esposa, Carmen Polo de Franco.
Conseguirlo no ha sido nada fácil. Primero se votó en el 2007 en el Congreso de los Diputados la llamada “ley de la Memoria Histórica”, bajo el impulso del presidente socialista José Luis Rodríguez Zapatero. En dicha ley se reivindicaba la memoria de las víctimas de la guerra civil y se proponía dar fondos para que se abrieran las fosas comunes, diseminadas por toda España, y se identificaran los restos. Su sucesor, Mariano Rajoy, apartó, pero no abrogó dicha ley. Simplemente, no la financió, con lo cual quedó en papel mojado. Sin embargo, su existencia removió el tema de la guerra civil e hizo posible que, en la mañana del 24 de octubre, se procediera a la exhumación de Franco, poniendo fin a lo que, en palabras de Pedro Sánchez, era “una anomalía en la democracia española”.
Si Sánchez ha podido llevar a cabo esta exhumación, cargada de simbolismo y eminentemente política, es porque fue avalada por los tres poderes del Estado: el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial. También contó con el beneplácito de la Iglesia Católica ya que el Papa Francisco dio su visto bueno. El momento había llegado. España estaba madura para terminar con algo anacrónico que no se había producido ni en la Italia de Mussolini ni en el Portugal de Salazar ni tampoco en Alemania, ya que el cadáver de Hitler no se encontró. Franco era el único dictador de la Unión Europea cuyos restos reposaban en un faraónico mausoleo, donde también están enterradas unas 33,000 víctimas de la guerra civil, muchas de las cuales sin identificar. Es decir, que estaban juntos el verdugo y las víctimas.
Solo los familiares del dictador (y el prior que custodia el Valle de los Caídos) se opusieron hasta el último momento a la exhumación. Fue una batalla durísima ya que llegaron a presentar hasta 50 escritos. Pero tuvieron que tirar la toalla cuando el Tribunal Supremo, por unanimidad, se declaró a favor de la exhumación y cuando el Tribunal Constitucional desestimó su último recurso. A partir de ese momento, empezaron las negociaciones entre la familia Franco y el gobierno sobre los detalles de la exhumación, que fueron innumerables. Éstos no consiguieron que a Franco se le dieran honores militares ni que el féretro fuese cubierto con la bandera del Águila, emblema del régimen franquista.
A su llegada a El Pardo, unas 500 personas saludaron al féretro y a los coches de los familiares con el brazo en alto gritando “Franco”, “Franco”, pero eran individuos aislados ya que ningún partido político, ni siquiera Vox, se personó como tal. No ha habido incidentes de ningún tipo en este día que, sin lugar a duda, es histórico para España. La reacción a un acto de enorme trascendencia política ha sido mínima.
La exhumación de Franco del Valle de los Caídos ha sido precedida por una sentencia contra los líderes independentistas, también histórica, y una semana en la que Barcelona ha estado en llamas, ya que a las manifestaciones pacíficas de los independentistas se han sumado actos de una violencia inusitada provocados por individuos armados, muy profesionales, que han tenido en jaque a las fuerzas policiales.
Sentencia, llamas, exhumación y, dentro de muy poco, elecciones generales. Los partidos políticos no tardado en tachar de “electoralista” al PSOE por exhumar los restos de Franco justo antes de las elecciones, pero lo cierto es que, si no hubiera sido por la tenaz resistencia de la familia de Franco, el calendario hubiera sido muy distinto. A estas críticas Sánchez replica recordando que “el gobierno anunció que lo haría en el momento en que fuera posible”. Y ese momento había llegado.
Salvo Vox, ningún partido político se manifestó en contra. El líder del Partido Popular, Casado, dijo al respecto “el 10 de noviembre no se vota sobre el pasado, felizmente pasado, sino sobre el futuro”. Rivera, el líder de Ciudadanos, dijo “lo bueno de exhumar a Franco es que Sánchez dejará de hablar de sus huesos”. Iglesias, el líder de Unidas Podemos, dijo que “llegaba tarde”. Y Vox que esta medida “enfrentaría a los españoles”.
España vive emociones fuertes. Veremos el impacto de estos últimos acontecimientos en las elecciones. Por el momento, las tendencias solo sitúan al alza al Partido Popular, que había caído muy bajo, y a Vox. Ambos partidos se benefician de la semana de violencia urbana en Cataluña porque provoca que resurja el nacionalismo español. El PSOE e Unidas Podemos se mantendrían (aunque Unidas Podemos dividido en dos partidos) y el que caería estrepitosamente sería Ciudadanos. El 10 de noviembre sabremos los resultados. Lampadia