Comentario de Lampadia
El pobre liderazgo de nuestro país nos hizo tropezar con todas las piedras que algunos políticos y economistas equivocados, o mal intencionados, sembraron en la segunda mitad del siglo XX en diversas partes del mundo. Entonces, abrazamos todas las ideas equivocadas y terminamos generando un “apagón de producción e inversión” (60s, 70s y 80s) que marcó el empobrecimiento generalizados de todo el Perú: ciudadanos, empresarios y Estado.
La promoción de ideas como el no alineamiento, la sustitución de importaciones, el crecimiento endógeno, el proteccionismo, la integración entre pobres e iguales, el Estado empresario, etc., crearon una suerte de lluvia ácida que malogró buena parte de los cerebros de más de una generación. Fue así, como importamos estos conceptos que Moisés Naim llama “ideas muertas”.
Por más increíble que pueda parecer, todavía tenemos en la política peruana gente que sigue anclada en estos paradigmas mentales. Desde los años 60, el mundo ha visto historias de éxito extraordinarias. Varias olas de países salieron de la pobreza, empezando por los tigres asiáticos y terminando con las repúblicas subyugadas por el imperio soviético, como Polonia. En el camino, se dio la gran transformación económica de China hace 40 años. El liderazgo de Deng Xiaoping, inspirado por Lee Kuan Yew de Singapur, permitió el despegue chino que todos admiran. Lee instauró la meritocracia en el Estado (pagando los mejores sueldos a sus funcionarios), la tolerancia cero con la corrupción y un crecimiento económico que los llevó a superar la calidad de vida de los estadounidenses.
Los peruanos hemos vivido en carne propia el impacto de las ideas muertas y de las que nos llevaron de regreso a la racionalidad económica, la apertura comercial, la inversión privada y el fomento de las exportaciones.
Esperamos que el tropezón de los últimos años eligiendo a alguien que proponía y respiraba las mismas ideas equivocadas, que, ciertamente, no llegó a implantar en integridad, pero que rompió nuestro ciclo virtuoso de crecimiento, sea la última lección que nos permita tomar con seguridad y persistencia el camino del desarrollo integral, sostenible y duradero.
La siguiente nota del Economist Espresso, nos permite recordar y reaccionar…
El nuevo orden: África y Asia se unen
Publicado en The Economist Espresso
Hace sesenta años, los líderes de 25 países de Asia y África, la mayoría de ellos recientemente independizados, se reunieron en Bandung, capital de la provincia de Java Occidental de Indonesia. El Movimiento de Países No Alineados, una confederación de países que no manifestaron bandos durante la Guerra Fría, surgió de esa reunión. Hoy, los delegados de más de 80 países de los dos continentes, incluyendo 34 jefes de Estado, marcarán el aniversario de diamante de la conferencia. En 1955 Asia y África representaron menos de una cuarta parte del PBI mundial; hoy su participación es de alrededor de dos quintas partes. El comercio entre Asia y África creció de 13.9 mil millones dólares en 1990 a $ 276.6 mil millones en el 2014, impulsado por algunas de las economías nacionales de más rápido crecimiento en el mundo (Etiopía encabeza la tabla en 2014 con 10.3%). Y así como hace 60 años la conferencia produjo una fuerte denuncia del colonialismo, este miércoles el presidente de Indonesia inició el procedimiento pidiendo un «nuevo orden económico internacional… abierto a nuevas potencias económicas emergentes.»