José Martínez, Vicepresidente ejecutivo de Inversiones de Rímac Seguros
Gestión, 21 de julio de 2017
El factor determinante del crecimiento global para los próximos quince años será el crecimiento acelerado del consumo en los países emergentes. En el 2032, siete de cada diez ciudadanos de clase media habitarán en el bloque que hoy conocemos como economías emergentes. Para ese entonces, solamente China e India sumadas representarán el 40% del consumo global de las familias de clase media
Para sustentar esta afi rmación basta con entender cuál es la tasa de crecimiento sostenible de esas economías en el largo plazo. A ese indicador se le conoce como tasa de crecimiento potencial y consiste, básicamente, en la suma de las tasas de crecimiento de la población en edad de trabajar, la variación del volumen que esa población puede producir en un determinado periodo de tiempo (productividad del trabajo), el crecimiento del stock de capital y lo que produce este último (la tasa de interés real), más el impacto de las mejoras producidas en el ambiente para hacer negocios (conocida como productividad total de los factores). Cada economía tiene una tasa de crecimiento potencial diferente. Las economías de mercados emergentes pueden crecer más rápido que las economías desarrolladas, por ejemplo.
El Perú resulta tener una de las tasas de crecimiento potencial más altas del mundo. La economía peruana, en ausencia de distorsiones, puede crecer 4.5% al año de manera sostenida. Esta tasa se compara con el crecimiento potencial que puede alcanzar el resto de América Latina (3%) o el resto del mundo (3.5%). Para entender la magnitud de esta ventaja, esto signifi ca que el Perú puede duplicar su nivel de ingreso per cápita cada 20 años; al resto de países de América Latina lo mismo le tomaría 35 años y al resto del mundo 32 años.
El principal factor que explica esta alta tasa de crecimiento potencial es el crecimiento del acervo de maquinaria, equipo y, en general, capital físico. Gracias al fl ujo de inversión extranjera directa recibido desde 1990 y a la acumulación de estos bienes en el sector privado, la inversión ha pasado de representar 14% del PBI en 1990 a representar 22% actualmente. En este proceso, el crecimiento en el acervo de capital ha agregado 3.2% por año al crecimiento económico entre 1990 y el 2015. Se espera que este mismo factor contribuya en 2.2% al crecimiento futuro de la economía peruana. La rentabilidad obtenida sobre este mayor acervo de capital debe agregar, además, 2% de crecimiento al ingreso nacional en el largo plazo. Solamente con la contribución de la inversión privada, la economía peruana podría crecer más de 4% al año.
En la primera década de este siglo, la mejora en las condiciones para hacer negocios que resultó de las reformas institucionales realizadas por el Estado sumó 1.5% al crecimiento del PBI. Hoy, la ausencia de reformas estructurales ha conducido a que este factor reste 1% al crecimiento y, de seguir esta tendencia, podría restar 0.2% al crecimiento del PBI en el largo plazo.
Cada año, la economía puede crecer más o menos que su tasa de crecimiento potencial. Esto depende si las condiciones monetarias, la acción del Estado, los fenómenos naturales o las condiciones económicas globales favorecen o detraen el crecimiento. Este año, la destrucción generada por el fenómeno de El Ni- ño detraerá 1% a nuestro crecimiento. Por el contrario, las condiciones favorables de precios para nuestras exportaciones deben sumar 0.9% y compensar buena parte de El Niño. Aun así, no se espera que la economía peruana crezca más de 2.5% en el 2017. La explicación es simple: este año la inversión privada, la que fue nuestra principal ventaja, debe retraerse aún más en respuesta al clima de incertidumbre en que nos encontramos.