Al conmemorarse 15 años de los históricos acuerdos que consolidaron la paz con Ecuador, Fernando de Trazegnies, actor central y decisivo en ese proceso, publica sus memorias de un período en el que, primero como presidente de la comisión negociadora con Ecuador y luego como canciller, estuvo en el centro de la conducción de la política exterior.
Con prolija minuciosidad producto de su propio protagonismo y honestidad intelectual, detalla hechos y motivaciones personales para intervenir durante un período trascendental para la política exterior de nuestro país, aunque a la vez turbulento en la vida política nacional. Dicha trascendencia requiere que ese complejo proceso sea conocido y cabalmente comprendido por la ciudadanía para percatarse de que, más allá del debate político partidario que se nos impone cotidianamente, el Perú tiene intereses que necesita atender con una mejor comprensión y participación de todos los peruanos.
El libro ofrece detalles hasta ahora no conocidos fuera del círculo de actores directos, como encuentros confidenciales con enviados secretos en los que se exploraban los límites de lo posible para cada parte, lo que revela que fue un ejercicio de rigor jurídico y de desafío a la creatividad constructiva. Me correspondió el honroso privilegio de estar juntos en buena parte de ese recorrido y ello, a su vez, me hace testigo de la fidelidad de una narración en fácil y amena prosa.
Tanto los acuerdos con Ecuador como el cierre de los asuntos que se encontraban pendientes de ejecución del Tratado con Chile de 1929 han posibilitado que el Perú resuelva esas pesadas cargas que modulaban su comportamiento internacional.
La solución de aquellas situaciones ha permitido un cambio cualitativo determinante en nuestras relaciones con países vecinos, que han pasado a ser socios verdaderamente estratégicos para el Perú. Simultáneamente, nos permite encarar nuestra situación en el mundo de manera diferente, con capacidad para hacerla más propositiva y beneficiosa al haber levantado aquellos condicionantes de nuestro comportamiento internacional.
No sería justo, sin embargo, suponer que estos saltos cuantitativos para la historia y el devenir nacional hubiesen sido posibles de no haber mediado una consistencia en la posición nacional durante generaciones. Esta obra es también un homenaje implícito a todos aquellos peruanos que velaron por preservar la integridad de títulos y derechos como elemento decisivo para construir un futuro de paz y armonía con nuestros vecinos.
A ellos se debe la preservación de las bases indispensables para que la voluntad, audacia e inteligencia de peruanos, ecuatorianos y chilenos encontraran la manera de dejar atrás las barreras que impedían una visión común del futuro que merecen nuestros países.
Fueron muchos quienes participaron en cada país y en cada etapa de estos prolongados procesos. En el caso del conflicto con Ecuador, decenas y tal vez centenas de peruanos, sin excepción, dieron lo mejor de sí mismos para hacer de aquello que no dejó de ser un revés militar del Perú una virtud diplomática. Honraron así la memoria de valerosos combatientes peruanos y ecuatorianos víctimas de un conflicto centenario que por encima de las realidades del poder requería, como quedó comprobado, enaltecer la dignidad de ambos pueblos.
Publicado en El Comercio, 19 de noviembre de 2013