Uno de los temas que nos plantea el CADE 2014, y que será motivo de reflexión en la próxima cita de Paracas, es el ya viejo tema de la Regionalización, proceso político que para casi todos es “un fracaso”. El primer acercamiento que surgió en la mesa redonda preparatoria, nos mostró que abordar seriamente el fenómeno es tan complejo, como urgente. Las entradas posibles a la solución son múltiples y deben enfrentarse desde todos los sectores del país.
UN TEMA DE PRINCIPIOS
Un país tan diverso como el nuestro, de territorios tan distantes y desarticulados debe necesariamente tener una administración política intermedia, donde se resuelvan los temas de gobierno, administración, generación de infraestructura para el desarrollo, articulación territorial. Todos estos indispensables para alcanzar el desarrollo al que aspiramos como país. Entonces… La necesidad indispensable de la existencia de las Regiones no está ni debería estar en duda. La desastrosa gestión de los gobiernos regionales, la corrupción generalizada, el mal uso del canon, no deberían ser argumentos para cuestionar la necesidad desarrollar los territorios intermedios de acuerdo a sus propias potencialidades y vocaciones productivas. Tenemos en cambio el mandato de la razón y la Historia de encontrar caminos viables para el tema de la Regionalización y Descentralización.
CAMBIANDO LA HISTORIA
La Tarea más difícil será cambiar la Historia. Somos herederos de un “orden territorial” generado en tiempos de TOLEDO. Es decir en pleno Virreynato. La lógica de administración territorial en esa época era totalmente otra: La recaudación de tributos para la corona, y éstos tenían que hacerse desde las “intendencias”. Las mismas intendencias fueron luego, los Departamentos Republicanos, divididos en Provincias, éstas en distritos. Desde entonces, la aspiración de cada territorio menor es la “distritalización” celebrada por los pueblos como una suerte de “independencia”. Ahora se complica más con la asignación de recursos en centros poblados, y estos, con nuevas “alcaldías menores”.
En todo el país, se ha enraizado la creencia que los “valores de identidad” son (o pueden ser) el motor de desarrollo. Así, los “Nacionalismos”, Regionalismos, provincialismos, van en contrasentido del país unitario al que aspiramos, “La Regionalización, nos ha hecho perder la perspectiva de país unitario”, afirma Roberto Abusada.
Entonces, resumiendo: El reto que tenemos que enfrentar a largo plazo es muy complejo, acaso imposible para algunos:
- Tenemos a toda costa evitar la ruptura de los territorios, como sucedió en la vieja Yugoslavia, que terminó en 7 territorios “autónomos”. Esa sin embargo a pesar de no constituir un peligro inmediato es una tendencia preocupante.
- Para esto, tenemos que revertir la tendencia, conseguir cierta “cohesión” en los territorios entendiendo los actuales territorios Regionales, sus complejas interacciones y su organización, donde hay dinámicas económicas y demográficas que ya están encontrando algunas definiciones.
- Tendremos también que estimular “desde el mercado”, las necesarias articulaciones inter regionales, pues nuestra visión a largo plazo debe incluir Regiones más grandes y gobernables.
LA REGIONALIZACION ES UN PROBLEMA PRINCIPALMENTE POLÍTICO
… y naturalmente la solución a largo plazo va a tener que ser política.
Es por esta razón, que, vemos con un sentimiento de frustración que este será un tema pendiente por muchos años: Si observamos la tendencia actual, no nos conduce a la agrupación de territorios para gobernar, sino al revés: La dispersión de los mismos. Eso va estimulado por las cortas visiones de los caudillismos locales.
Explicaríamos esta situación con una dicotomía de la Historia Peruana:
Mientras Pachakuteq, aplicó una política de integración territorial, bajo el principio de “Unir para Gobernar”, articuló el gran tawantinsuyo. Al otro lado del mar, los colonizadores vinieron con el paradigma opuesto “Dividir para Reynar”, e inventaron las intendencias.
Es cierto que “lo perfecto es enemigo de lo bueno”, y acaso por este motivo, los Peruanos de principios del siglo XXI, debemos contentarnos con empezar con pequeños pasos.
Podemos comprobar que el Gobierno Nacional y sus instancias en el ejecutivo y Congreso no atinan a una propuesta integradora.
¿Existen algunas medidas en las que sí podemos influir para bien?:
MEJORANDO LA GESTION
La ley peruana, ha introducido algunas herramientas que nos podían conducir a mejorar la gestión de las Regiones: Mejorando la toma de decisiones y la priorización de obras, mejorando la eficacia de su ejecución, optimizando la inversión por cada sol invertido e integrando a la empresa privada a la responsabilidad del desarrollo.
A pesar que la legislación ya está vigente, vemos pocos ejemplos exitosos de las llamadas APP (asociaciones público-privadas).
Las obras por impuestos que podrían hacer empresas privadas, han sido también propuestas como medios alternativos de mejorar la calidad de inversión.
LAS DINAMICAS ECONOMICAS Y DEMOGRAFICAS
La configuración de las Regiones ya tiene una lectura factual. Los territorios se han articulado de manera dinámica y siguiendo leyes de la demografía y el mercado. ¿Dónde compra la gente, qué producen cómo intercambian? Estas dinámicas no siguen necesariamente los límites territoriales
LOS TERRITORIOS Y SU NUEVA ARTICULACION
Las inversiones privadas como la minería por ejemplo, han configurado nuevos corredores, a lo largo de la infraestructura que estas generan.
Veamos con atención por ejemplo cómo territorios tan distantes como Challhuahuacho en Apurímac, se ha articulado con las provincias altas de Cusco, gracias a una carretera que une provincias que antes tenían que recorrer muchas horas en recorridos “radiales” desde Cusco.
Todos estos procesos, deberían estar en el análisis de la cita de Paracas. Veamos el proceso de manera integral. El análisis geopolítico debe estar presente.
LA DINAMICA POLITICA LUEGO DE LAS ELECCIONES
Acaso el crecimiento y “bonanza”, nos está haciendo perder perspectiva del terrible e inminente peligro al que nos enfrentamos:
Las elecciones que se nos vienen van a ser expresión del mayor deterioro de los partidos políticos. Alianzas impensables, caudillismos perversos, la política ha perdido el sentido del “bien común”. Candidatos probadamente corruptos, hasta convictos buscan el apoyo popular (y lo pueden lograr). Hay propuestas abiertamente antisistema como del legendario Aduviri en Puno, que saltó a la fama después del linchamiento del Alcalde de Ilave.
No tenemos en los partidos la capacidad de “hacer oposición en democracia”. No tenemos interlocutores desde la civilidad. Las élites Regionales se han perdido.
En este desolador panorama inmediato, debemos recuperar la capacidad de propuesta y asumir acaso desde el empresariado algún nivel de acción política para retomar la tarea de orientar el desarrollo. Esta decisión va a requerir decisión y compromiso… ¿Estamos listos?.