Este artículo fue escrito el 2011. Cuatro años después sigue vigente, por eso lo repetimos….
Cuando comprobamos que las asonadas de violencia que se generan en las zonas del país donde la pobreza es aún una dolorosa realidad, creemos ver que todo lo que se ha construido con tanto esfuerzo, puede ponerse en inminente peligro:
- Se rompen los canales institucionales de entendimiento (Alguien asume un caudillismo coyuntural y pasa a representar a la población en su conjunto por encima de las autoridades elegidas)
- Los argumentos que se construyen en base a repetir “psicosociales” empiezan a ser asumidos como “verdades”, ante las cuales muy poco podemos hacer porque se han construido mecanismos de desprestigio de la empresa y el estado por igual.
- Se pone en duda el sistema democrático, sus instituciones, se vulnera el estado de derecho.
- Se destruye valiosa infraestructura para el desarrollo, se afecta la propiedad pública y privada.
- El Gobierno, cede a las presiones y vemos atónitos que se establecen “mesas de diálogo” en la que los violentos se sientan a imponer sus condiciones, por surrealistas que estas sean. El resultado… “en aras de la paz social” se emiten decretos, se anulan concesiones, y se pone en peligro la credibilidad del Perú como país… ¿Es tan precaria nuestra institucionalidad?
- El poder judicial pierde su independencia ante la primera presión mediática, inducida por los violentistas……¿Es tan vulnerable el “milagro Peruano”?
Todo esto nos lleva a hacernos algunas preguntas. Responderlas va a ser clave para ver qué camino tomamos si queremos ser “un país del primer mundo” el año de nuestro bicentenario.
- ¿Qué hicimos mal? Y
- ¿Qué debemos hacer ahora para volver a la institucionalidad?
- Finalmente… “Crecimiento con inclusión” ¿Es posible? o fue solamente un slogan que sirvió para ganar las elecciones.
Naturalmente que hay muchas cosas que se hicieron mal, o las cosas que se hicieron bien no fueron suficientes. Allí tenemos responsabilidades compartidas: E l Estado, los sucesivos Gobiernos, La Prensa, Las empresas, la sociedad civil en su conjunto. Identificar los problemas es necesario, pero más importante es identificar nuestra tarea, y asumirla con renovada responsabilidad.
Los falsos paradigmas:
Un estudio de opinión pública (que aún no se ha hecho) nos demostraría que a fuerza de repetir algunas falsas afirmaciones, estas han quedado en el subconsciente colectivo Nacional, como “verdades indiscutibles”. Lamentablemente quienes se han encargado de reforzarlas han sido por igual un sector irresponsable de la Prensa (Nacional y local), algunas ONG con agenda propia, y naturalmente algunos grupos interesados. Estos quieren poner en jaque al sistema jurídico institucional por intereses económicos (Minería ilegal, Contrabando armado, y acaso hasta narcotráfico), por intereses políticos (dirigente ahora…. candidato después) o por ideologías que ven en la construcción de “Un país unitario”, un peligro, pues ellos apuestan más bien por el reforzamiento de las diferencias en las que las nuevas “Naciones” serán los protagonistas. Entonces se levantan banderas, ya sean éstas ambientalistas, étnicas o “sociales”, y consiguen tener credibilidad.
Algunos de los falsos paradigmas, son:
-“El lucro es ilegítimo”. (Sobretodo si viene de lo que se llamaría un “recurso público”. Eso refuerza la percepción que somos una cultura de castigo al éxito
-“Los recursos nos pertenecen”… (No a todos los peruanos, sí a los habitantes de las zonas de explotación). El concepto de país unitario está aún por construirse, en cambio, los localismos se refuerzan todos los días.
-“La minería contamina” No se hace diferencia alguna entre la mina responsable y la minería ilegal) . Es más: Quienes impulsan esta percepción son precisamente quienes mas contaminan, y al final del día consiguen desprestigiar precisamente a la inversión responsable que cumple con los estándares y la ley.
-“Los ricos nunca piensan en los pobres”. Concepto reforzado desde los partidos, los candidatos, y la “Academia”
“Las empresas mineras no pagan impuestos “…El canon no es un impuesto…. Es un derecho, que deben pagar de todas maneras… En un reciente evento en Moquegua, luego de comprobar la percepción que tiene el poblador medio, pareció acuñarse el contradictorio slogan: “Canon sí, minas no”.
Imponer todos estos falsos paradigmas tiene un solo objetivo… Construir enemigos para fortalecer posiciones. Estas posiciones tienen un propósito: Destruir el sistema democrático en nombre de los pobres, y en nombre de ideologías innombrables.
Nuestras nuevas responsabilidades.
Los empresarios que hemos asumido la patriótica misión de generar trabajo, de crear riqueza, de hacer del Perú un ejemplo de crecimiento económico, que hemos ayudado de manera cierta en la Tarea de reducir la pobreza en más de un punto por año en la última década, que hemos involucrado nuestros mejores esfuerzos en generar programas de responsabilidad social, haríamos muy mal en creer que todo está hecho.
Comprobar que todo lo construido con tanto esfuerzo está ante un peligro cierto, nos debe hacer re pensar en las nuevas responsabilidades que debemos asumir.
Inteligencia social:
Este término recientemente acuñado por los empresarios del sur tiene un mandato: “Entender país” es una tarea que debe empezar por nosotros mismos… Es decir es más importante que nosotros, los empresarios podamos entender los procesos sociales, que creamos que tenemos el derecho y obligación de “hacer entender” a quienes piensan diferente.
Cuando entendamos de manera genuina que las contradicciones entre Peruanos son producto de la Historia y herencia de una sociedad dinámica y compleja, tendremos el primer paso para buscar el entendimiento de todos los Peruanos.
El siguiente paso es comunicar.: Si los falsos paradigmas han alcanzado la categoría de “verdades factuales”, es porque el antisistema ha tenido toda una estrategia comunicacional totalmente estructurada. Han usado los medios más aparentes, desde la prensa formal, hasta los psicosociales. Han usado a los voceros, y han escogido mensajes emocionales totalmente efectivos.
Nuestras campañas de prensa, nuestra opinión no sólo no llega a quien quisiéramos que llegue. Tiene carencias de diseño, de selección de voceros y de medios.
Entonces, nuestra defensa del estado de derecho es fácilmente etiquetada. “Los empresarios solo buscan sus propios intereses”.
Finalmente debemos “actuar” localmente. Relacionarnos con las comunidades, con las autoridades locales, con líderes de opinión.
Cuando las empresas definen sus líneas de responsabilidad social, siguen pensando primero en una suerte de filantropía. No son muchos los ejemplos donde un verdadero “entendimiento” de la realidad social es la base que lidera la acción.
Entonces, los empresarios no debemos renunciar a nuestro diálogo permanente con el Estado, y los Gobiernos tratando de ayudar a señalar rumbos. Sigamos en éste camino.