Comentario de Lampadia
Carlos Milla pertenece a una generación de cusqueños que han transitado desde el llamado “puputismo” (puputi es ombligo en quechua), la leche materna de la cultura autocentrista del Cusco del siglo XX, hasta una visión más abierta al nuevo mundo global.
Esta generación de cusqueños tiene gran inquietud intelectual y, además, se comprometen con la acción. No se han quedado en la inercia cultural ni han sido víctimas de lo políticamente correcto. Expresan su pensamiento y luchan por mejorar su región y su país, el Perú. De alguna manera están yendo “más allá del ombligo”, inspirando la búsqueda del bienestar general con un sentido más práctico que el que ha caracterizado la política cusqueña, y en buena medida la del propio Perú.
A continuación publicamos la introducción de Carlos Milla a sus reflexiones sobre la construcción de la nueva identidad peruana. El documento completo se puede ver en nuestra sección “Presentaciones y Documentos” (ver link: Construyendo la nueva Identidad Peruana).
Presentación
Hacen unas pocas semanas, nuestro Premio Nobel escribió una lúcida reflexión, a partir de su nueva visita a Cusco. Mario Vargas Llosa sucumbe a la magia de la vieja capital Inka, ahora convertida en una cosmopolita metrópoli, y concluye con una afirmación que es además una comprobación histórica. Se refiere a Garcilaso de la Vega, de quien dice Mario, fue el primero en reivindicar sus ancestros indios y españoles y en llamarse a sí mismo “un peruano”. En su afirmación parece avizorarse también un reto para los peruanos contemporáneos: “Descubrir lo que significa ser Peruano”, y aún más: Asumir esa identidad.
A nosotros Cusqueños del siglo XXI, que vivimos en la “Capital Histórica del Perú” nos corresponde tomar el camino de reflexión que nos señala Vargas Llosa para tratar de entender este proceso de búsqueda, y señalar algunos caminos que nos lleven a reconocernos como peruanos, como lo hiciera nuestro paisano hacen casi 500 años.
Este artículo presenta tres reflexiones que esperamos nos lleven a empezar a entender la tarea pendiente, a partir de los movimientos de búsqueda de identidad ocurridos en nuestra tierra a lo largo de la historia:
– Primero: Describir el escenario del Cusco de hace 100 años cómo a partir de una “huelga Universitaria” en 1909, un grupo de estudiantes que luego se convertirían en intelectuales iniciaron un movimiento cultural para recuperar la identidad con dos movimientos que alcanzaron gran relevancia: El Inkanismo de Luis E. Valcarcel y el Indigenismo de Uriel García. Ambos fueron precursores de “La revolución espiritual” que terminó con la re-creación del Inti Raymi, y a decir de muchos el “Cusqueñismo” de Humberto Vidal Unda.
– Segundo: Análisis de cómo los procesos políticos del Perú republicano van en sentido contrario de la construcción de país, y naturalmente que la “búsqueda de identidad” nos ha llevado a afianzar las diferencias sobre las igualdades. En el caso de Cusco, casi 80 años después del INTI RAYMI tenemos una ciega convicción de que los localismos “identitarios” nos van a llevar al progreso. Los Cusqueños de hoy vivimos entre una identidad superficial y la convicción de que somos todavía “el ombligo del mundo” … Una paradoja en la ciudad más cosmopolita del Perú.
– Tercero: La reflexión, buscará los caminos para que en base a nuestra riquísima historia, seamos capaces los Peruanos de imprimir una identidad a nuestro país, que ya va llegando tarde para actuar exitosamente en el concierto de las naciones, hoy llamado “mundo global”.