Por: Carlos Milla, Presidente de la Cámara de Comercio del Cusco
El Comercio, 25 de marzo de 2019
El año 2010, la naturaleza golpeó gravemente la economía regional del Cusco, cuando las inundaciones afectaron la vía de tren a Machu Picchu, lo que impidió la visita de turistas por casi tres meses.
En la Cámara de Comercio del Cusco (CCC) comparábamos esa paradoja: una subida del río en poco menos de un kilómetro había parado la economía regional. Habíamos infartado el único acceso a Machu Picchu, nuestra maravilla. Mientras que solo dos años antes, el terremoto en Ica, que causó una devastación que hasta hoy, 12 años después, no se recupera, apenas afectó la economía. Al día siguiente del terremoto, los ‘containers’ de fruta seguían su camino hacia el puerto y la gente volvía a sus labores en el campo, sin afectar sus ingresos.
Hacía falta actuar y también reflexionar sobre el futuro económico de la región. Así tomamos dos acciones:
- Lo urgente: una campaña de los actores de turismo, con Latam, el transportador aéreo, que puso en el mercado a precio promocional más de 250.000 pasajes de ida y vuelta al Cusco. Estos boletos se podrían usar en un plazo de seis meses. ¿El resultado? Cusco se llenó de turistas nacionales que podían usar la planta turística, darse un baño de peruanidad, y descubrir que Cusco es algo más que Machu Picchu, y consecuentemente, los empresarios cusqueños tuvieron un alivio en su flujo de caja.
- Lo necesario: una jornada de reflexión de los líderes empresariales peruanos, que nos lleve a identificar “Las cuatro avenidas del desarrollo para el Cusco”. Es así como con el apoyo de la CONFIEP, entonces presidida por Ricardo Briceño, se realizó en el Cusco un gran evento de empresarios, políticos y economistas, cuyo foco principal era identificar las grandes potencialidades de nuestra tierra.
TIERRA PRIVILEGIADA
Empezamos –en aquel improvisado ‘think tank’– a ver al Cusco con los ojos de un geógrafo:
- Un territorio muy extenso, cuya superficie es tan grande como Panamá.
- Una ubicación tropical, de un clima excepcional.
- Un territorio con relieve de montañas que nos permite ecosistemas variadísimos: desde Amazonía hasta alta montaña, con una cantidad de valles interandinos, ricos en climas, tierra y agua.
- Unas montañas llenas de mineral.
- Unas selvas que guardaron el gas y el petróleo, cuyas reservas eran muy auspiciosas.
- Una historia que permitió que siendo cuna de una civilización haya desarrollado el único imperio en el hemisferio sur.
- Una cultura viva con manifestaciones en todas las artes.
MAPA DE OPORTUNIDADES
Inmediatamente después, expositores de primer nivel: ministros, empresarios y economistas, analizaron los diversos sectores económicos en los que invertir era un buen negocio y adicionalmente causaría un impacto positivo en la región, que debía derrotar la pobreza y promover prosperidad.
Los economistas quisieron aplicar su teoría, con los indicadores macroeconómicos de crecimiento, y no fue difícil que hasta los ‘legos’ en economía pudiéramos coincidir en que había que priorizar las actividades con gran posibilidad de aporte al PBI regional y nacional (minería, petróleo, gas). Por otro lado, debíamos impulsar las actividades de alta generación de empleo (turismo) y, finalmente, aquellas que tendrían efecto en la inclusión social.
¿Qué debíamos hacer los cusqueños, para empezar a ser prósperos?
La primera respuesta nos dio un mapa potencial de sectores prioritarios:
- Turismo: intensivo en empleo. Llega a los sectores marginales. Un altísimo potencial de atractivos en las tendencias mundiales.
- Minería: intensivo en empleo (aunque solo en la etapa de inversión). Gran aporte al canon. E impuestos para fi nanzas públicas.
- Energía: el Perú tiene una brecha energética importante. Gas y petróleo (oportunidades para masifi car el gas). Potencial para generar energía hidroeléctrica.
- Agricultura: alto porcentaje de la población cusqueña (58%) declaraba ser agricultor. El PBI del sector agrícola era solo 8%. En el 2010 el Cusco ‘importaba’ más de 700.000 turistas que debían alimentarse y se quedaban un promedio de 3,5 días (casi 7 millones de comidas al año). Debíamos producir para satisfacer a este mercado creciente.
Y, finalmente, la infraestructura, que resultaría necesaria para dinamizar estos cuatro sectores. Esta era transversal a todos ellos. Se necesitarían caminos, canales, aeropuertos, líneas de transmisión eléctrica, sistemas de riego, presas, represas en las montañas, sistemas de manejo de aguas, plantas eléctricas, etcétera.
El Cusco resulta, pues, uno de los territorios del planeta con más potencial.