Eduardo Morón, Presidente de la Apeseg
Gestión, 23 de enero de 2019
Debo confesar que me frustra la manera como se discute el tema de pensiones en el país. Se discute como si todos trabajáramos para empresas grandes y formales; se discute como si un grupo de peruanos no tuviera que pasar por la vejez.
Estos días, estuve leyendo un libro que les haría mucho bien a todos los que meten su cuchara en la discusión pública, pero les haría mucho mejor a todos ustedes que son los que finalmente llegarán a viejos exactamente igual que yo. Este libro del profesor Jamie Hopkins se llama en inglés Rewirement, porque hace un juego de palabras con la manera como se dice retiro o jubilación (retirement) y la idea de recablear nuestra mente (rewire), que alude a que debemos pensar de otra manera.
El libro nos dice cosas fundamentales a cada uno de nosotros. Aquí mi resumen apurado en medio de esta absurda intención de algunos congresistas de hacer permanente el Régimen de Jubilación Anticipada (REJA) sin hacer el indispensable ajuste que evite que se utilice como una puerta fraudulenta para aparecer como si no tuviésemos ingresos por trabajo simplemente porque hemos hecho la escandalosa trampa de desemplearnos por quinta categoría y cobrar por cuarta categoría, inclusive en la misma empresa, así sin ningún empacho.
La primera lección tremendamente útil es que mientras más pronto empecemos a pensar en nuestro retiro mejor. Será mejor porque tendremos el ahorro temprano que se capitalizará y se multiplicará por más; tendremos más riesgos evaluados, conversados con nuestra familia. La jubilación es un reto financiero, mental y emocional. Según el autor, la diferencia de pensión entre una persona que empieza temprano a pensar en este tema, respecto a quien no lo hace es de más de dos veces y media.
Es bueno entender que este periodo al que le llamamos jubilación es simplemente uno en el cual nuestros ingresos dejan de venir de nuestro trabajo. Uno puede hacerlo a los 65 o a los 70 años, pero pensar en jubilarte antes de los 50 años solo corresponde si fuiste crack del Barcelona.
La segunda lección es que importan todos los activos que tenemos. Nuestra jubilación no solo se financiará con lo que hayamos ahorrado en una AFP, tenemos otros activos, como nuestra vivienda, tenemos otros ahorros. Por eso que justificar que debemos repartir martillos para desarmar lo poco o mucho que hemos ahorrado para cuando seamos viejos no hace sentido. Todos tenemos otras maneras de afrontar un periodo malo, una etapa de desempleo, y el REJA solo debería ser una herramienta de último recurso.
La tercera lección que nos sugiere el libro es que la mayoría de veces es mucho mejor dejarse ayudar. Nosotros caemos en un sinnúmero de sesgos, como creer que siempre podremos encontrar trabajo, que nunca tendremos una enfermedad grave o incapacitante; creemos que muy dentro nuestro tenemos un Warren Buffet y somos una luminaria a la hora de invertir. En el Perú, hay un enorme espacio para que se democratice la ayuda para planear nuestra jubilación. En países desarrollados, hay profesionales certificados que nos ayudan en esta difícil tarea por la cantidad de riesgos involucrados. No sabemos cuándo moriremos, no sabemos cuánto rendirán nuestras inversiones, no sabemos si enfrentaremos inflación baja o alta, no sabemos si sufriremos una enfermedad costosa, solo por listar algunos.
Los invito a leer el libro, porque cambiará su manera de pensar sobre ese periodo de nuestras vidas que nos espera de manera inexorable, por más decisiones absurdas que haga el Congreso. Cómo se jubile depende de usted y no puede echarles la culpa a ellos por repartir martillos cuando la tarea es construir pensiones.