Elmer Cuba, Socio de Macroconsult
Gestión, 11 de octubre de 2017
Los primeros economistas tuvieron una interpretación del comportamiento humano en los procesos económicos. No es casual que Adam Smith haya escrito su “Teoría de los sentimientos morales” antes que su monumental “Riqueza de las naciones”. El fundador de la macroeconomía, John Maynard Keynes, fue un “macroeconomista del comportamiento”. Sus teorías sobre las expectativas, los “espíritus animales” y el ciclo económico son, en esencia, una versión de la economía del comportamiento.
En nuestros días se pueden encontrar muchas aplicaciones de esta rama de la economía. Rama reconocida con el Nobel de Economía en el 2017 a Richard Thaler.
Discutiendo una noche con mis colegas jóvenes en Macroconsult sobre aplicaciones prácticas de la economía del comportamiento en un país como el Perú, se nos ocurrió una: que los aportes para las pensiones sean pagados por el empleador. Como es obvio para un economista convencional, esto no hace ninguna diferencia real en periodos sucesivos de contratación laboral. Pero, social y políticamente, puede resultar muy atractivo.
A los trabajadores les molesta que les descuenten de su salario mensual. Ver todos los meses en la boleta de pago un descuento para su pensión y el pago de comisiones de administración genera un rechazo en sí mismo. Aun cuando la pensión sea para uno. Si el pago estuviese a cargo del empleador se vería como una conquista reivindicativa. Algo así como el pago a Essalud, que está “a cargo” de la empresa. Irresistible para los sindicalistas y cierta izquierda.
Ello, en la práctica y a la larga, no genera ningún sobrecosto. A la empresa le importa el costo total anual por trabajador. Ello es lo relevante en relación a la productividad laboral de cada trabajador. La transición se puede suavizar. Va desde mantener el salario líquido, hasta su aplicación solo para nuevos contratos y los entrantes al mercado laboral; incremento gradual con 2% cada año hasta llegar al 10% actual; voluntario para relaciones laborales ya existentes.
Esta es solo una idea para discusión. ¿Alguien se opondría política y socialmente a que las pensiones sean pagadas por las empresas? Ello se puede complementar con información mensual por parte de la SBS sobre comisiones/ rentabilidad/servicio que sea de fácil acceso y con sólo un clic poder cambiarse de AFP. Ello podría ayudar mucho más que el actual sistema de subastas copiado de la experiencia chilena, que ha mostrado grandes limitaciones para generar mayor competencia. De otro lado, las empresas buscarían recomendar a sus trabajadores una administradora de fondos de pensiones que tenga la mejor combinación comisión/rentabilidad/ servicio.
Estas minirreformas (pequeños empujones -nudges-, para usar la jerga económica de moda con el Nobel) permitirían además sacar el tema del debate político demagó- gico que llevó a la casi destrucción de las pensiones en el 2015. Por supuesto que el problema de las pensiones en el Perú es su bajísimo nivel de cobertura y las relativamente bajas pensiones esperadas. Este es solo un pequeño aporte a ese debate, un nudge.