Por: Otto Guibovich Arteaga, Excomandante General del Ejército
Para Lampadia
Algunas de las instituciones que mejor funcionan en el país pertenecen a la decena de organismos constitucionales autónomos. Sin injerencias pueden planificar, sostener procesos y buscar la mejora continua. El BCR, la Defensoría del Pueblo, Reniec entre otras, han evolucionado hacia una visión moderna de la administración centrada en el ciudadano, el uso de tecnología, proyección al futuro, etc. No es el caso del Jurado Nacional de Elecciones (JNE)
Si en la era de la calidad total una institución no cumple su misión con excelencia, aun cuando haga los esfuerzos, es disfuncional a las demandas de una democracia que se debilita y precariza mientras el poder es asaltado por gente de mal vivir ante la poca determinación de un ente que puede actuar como colador o como coladera.
Si el Congreso de la República acusa desprestigio en su credibilidad no es solo por lo que hacen internamente algunos representantes sino en gran medida por lo que le llega de la elección popular: robacables, proxenetas, narcotraficantes, falsificadores de títulos, lavadores de activos, etc. ¿Como pasaron el colador del JNE?.
Veamos algunos rasgos de la organización del JNE que permita entender donde radica el problema de una institución vital para la democracia. (Así como te organizas, así funcionas).
El Pleno del JNE es la máxima instancia y esta integrado por cinco magistrados, lo lidera el presidente del JNE y ¿quién preside el JNE?, un Juez Supremo elegido por la Sala Plena de la Corte Suprema de Justicia es decir por el Poder Judicial. Otro miembro del Pleno del JNE es elegido por la Junta de Fiscales Supremos.
Aquí el primer problema de fondo. ¿Se permitiría que el Congreso designe a uno de sus miembros para presidir la ONPE, o que la PCM designe un funcionario para dirigir el Ministerio Publico?. Aun cuando pidan licencia denotarían clara injerencia de los poderes del estado en instituciones que deben ser autónomas.
Tres magistrados del Pleno provienen elegidos por el Colegio de Abogados y por los decanatos de derecho de universidades públicas y privadas y son lo más independiente q tiene el Pleno.
En periodos electorales el JNE designa temporalmente a nivel nacional, Jurados Electorales Especiales (JEE). ¿Quiénes lo conforman?, tres personas: un Juez superior de la localidad, el presidente de la Junta de Fiscales y un participante aleatorio. Desde el máximo órgano del JNE hasta los 93 JEE se observa la presencia invariable y masiva de jueces y fiscales. Ello conlleva la alta probabilidad de trasladar la cultura organizacional de un sistema a otro y que un proceso electoral que es técnico adquiera una visión judicial.
En Chimbote, el juez a cargo del JEE, estuvo comprendido en las pesquisas de quienes se pusieron de perfil en las peores épocas de la gestión del exgobernador César Álvarez o le favorecieron. ¿Por qué siempre jueces y fiscales?.
Si tal es la organización, veamos ahora algunos rasgos del funcionamiento.
Admitamos que hace mas de cinco años el JNE presentó un proyecto de Código Electoral y que en algún desván del congreso debe encontrarse esperando mejor suerte que el Referéndum. No cuentan además con un Código Procesal Electoral y como consecuencia de ello se gestiona a punta de resoluciones y cada elección puede ser una nueva historia. Resoluciones van, resoluciones vienen, algunas incumplidas por sus propios JEE y luego deben emitir otras que corrijan anteriores, mientras miles de candidatos viven en ascuas por la incertidumbre de casos pendientes que claramente desbordan, a quienes deben dar certezas.
Los JEE ejecutan su trabajo y producto de las improcedencias decretadas por diversas razones se traslada a Lima miles de apelaciones las mismas que deben ser solucionadas por el pleno de cinco magistrados en audiencias públicas. ¿Alguien puede imaginar que en un día se programen 190 o 200 audiencias que los magistrados deben escuchar y absolver?. Parece increíble pero ello sucede. ¿Puede algún ser humano escuchar la primera audiencia a las 0830 y tener la misma lucidez a las 1900 cuando se expone la audiencia número 195?. Imposible.
Ello recuerda la Pantomima del Cumplimiento: cumplo pero miento. Cumplo con lo que manda la norma aun cuando lo que se haga resulte inconducente y ahí cobran relevancia los del “backstage”, es decir: asesores, colaboradores, ayudantes, etc. y ahí donde muchos casos pueden escapar al control. Dicho sea, existen nuevos profesionales independientes como los “consultores electorales” o “asesores electorales” que ofrecen y venden sus servicios en los alrededores del JNE.
El embalse de miles de audiencias no constituyen un problema original, es consecuencia de problemas previos en su mapa de procesos. Si el fin supremo del estado es la persona y la persona tiene derecho a elegir y ser elegido, ¿no podría el JNE poner funcionarios en cada capital de región o en sede de los JEE, que actúen de facilitadores con los ciudadanos que desean postular y le simplifiquen el andar?.
Si así fuere, las miles de apelaciones al pleno del JNE desaparecerían y con ello se evaporarían los consultores o asesores que juran haber trabajado dentro y conocer como “sacar una resolución”. También se le daría menos preocupaciones a cientos, sino miles de abogados que por esos días tienen agenda recargada y lo mas importante se alinearía las normas electorales al espíritu de la constitución.
Ahora bien, si el JNE imparte “justicia electoral” y lo hace con severidad, ¿cómo es que hasta la fecha no puede deshacerse de organizaciones sin escrúpulos que tanto daño le hacen a la vida democrática y al futuro del Perú? En estos días es noticia la organización política de la doble P por firmas falsas y que ya tuvo hechos irregulares en la ONPE, sin embargo continua inmutable. Lo mismo sucede con candidatos con sentencia y prófugos que siguen haciendo campaña y con gran demostración de fuerza y esa situación anómala no se soluciona diciendo la ley lo permite, sino corrigiéndola. ¿Quién es llamado a promover y exigir que esa situación cambie?. Obviamente el JNE.
Se percibe una institución desbordada cuando hasta el 31 de agosto no pudo hacer todas las exclusiones que debía. El 28 de Septiembre en horas de la noche fueron habilitados los candidatos provinciales de Casma y Huarmey de AP a nueve días de las elecciones, ¿y tiempo para su campaña?. Por Dios. La ley de la viroca: al que le toca, le toca.
Cuando miramos en retrospectiva nos seguiremos preguntando ¿cómo logró el señor Álvarez de Ancash reelegirse una y otra vez a pesar de las evidencias escandalosas, tan grandes como el Huascaran?, ¿cómo logró pasar la señora Yesenia Ponce el filtro del JNE?, o la Sra. Obregón, la Sra. Anicama, el Sr. Grandez o Benicio Ríos, por mencionar solo a algunos de los mas visibles. El JNE no puede ser colador para algunos y coladera para otros. La infiltración de gente de mal vivir en el estado via elecciones permite que desde dentro actúen como Caballos de Troya y empujen a la democracia al borde del abismo.
El JNE merece rescatarse como un ente totalmente autónomo. Hoy se discuten cambios constitucionales como la bicameralidad, la no reelección de congresistas y ya se definió lo propio para alcaldes y gobernadores. ¿Estos cambios tendrán sentido sin un JNE autónomo, técnico, con procedimientos estables y que cuele donde debe colar?. Hay que dudarlo.