Un artículo de Martin Wolf desmenuza la importancia de las elites en el desarrollo, y como sus malas decisiones terminan con eras de prosperidad y bienestar. Nuestro país ha padecido la indolencia, ceguera e incapacidad de nuestras dirigencias.
El artículo de Martin Wolf, comentarista de lujo del Financial Times, aborda un aspecto clave del desarrollo: el comportamiento de las elites. Como bien indica el título del artículo aparecido en Portafolio de El Comercio y que reproducimos aquí, las élites fallidas amenazan nuestro futuro. Como analiza Wolf el fracaso de las elites, suele conducir al desastre de los países que gobiernan y por ende, “el orden político colapsa, como sucedió a las potencias derrotadas después del primera guerra Mundial”.
En el Perú, nuestras elites siempre han estado ausentes, carentes de visión y de liderazgo. Desde la fundación misma de la patria, nuestros caudillos (jamás líderes y mucho menos gobernantes), pudieron construir una idea de nación y concebir un proyecto de desarrollo. La carencia de este tipo de liderazgo nos conllevó al desastre durante la guerra del Pacífico.
Jorge Basadre, el historiador de la República, le dedicó especial atención al estudio de nuestras elites: Basadre publica sus reflexiones sobre las elites al final de La promesa de la vida peruana y en Meditaciones sobre el destino histórico del Perú, que es una recopilación de artículos aparecidos en la prensa. Luego aparecerían como el libro Ante el problema de las elites.
Basadre, muestra toda su decepción sobre nuestras elites: “la promesa de la vida peruana sentida con tanta abnegación por nuestros próceres ha sido estafada por podridos, congelados e incendiarios. Los podridos prostituyen conceptos, hechos e Instituciones al servicio exclusivo de sus medros, granjerías, instintos y apasionamientos. Los congelados se han encerrado dentro de ellos. No miran sino a sus iguales y a sus dependientes, considerando que nadie más existe. Los incendiarios quisieran prender explosivos y verter venenos para que surja una gigantesca fogata”.
Wolf sostiene que cuando las elites fracasan son reemplazadas. A diferencia de los estados despóticos en los que este proceso se efectúa de manera sangrienta, en las democracias, las elites políticas son cambiadas de forma “rápida y limpia”. Y a pesar de los controles y los equilibrios de poder, de la prensa libre y otras instituciones, las elites están expuestas a llevar al desastre a los países que conducen.
Una prueba de ello es la reciente crisis que vive Europa, las elites tanto políticas como financieras y económicas, indica Wolf, no entendieron los riesgos que contraía dejar al sistema financiero libre de regulaciones. Hoy han pagado con su desprestigio este error descomunal.
Esto no ha sucedido en el Perú, en la que muchos de los responsables del desastre de los 70 y 80 siguen vigentes. Algunos de ellos, como Alan García, debieron hacer mea culpa y enterrar esas ideas para volver al poder, pero otros, lejos de renunciar a ellas, insisten en su error y tratan de replicar modelos que nos llevaron al crecimiento cero durante 45 años (ver La productividad del Perú en tres tiempos). Afortunadamente, el pueblo peruano, no ha vuelto a confiar en estas recetas y estos “lideres”.
Publicado en El Comercio 19 de enero del 2014