Alfonso Baella Herrera
Expreso, 09 de marzo de 2016
Las apelaciones de los abogados de César Acuña y de Julio Guzmán se han producido ayer. Ambas candidaturas han buscado en las últimas horas ejercer presión sobre el JNE de manera que este organismo cambie la lógica de su decisión y les permita participar. La presión se ejerce de muchas maneras. Desde los medios, desde las redes y desde las calles y plazas donde ambos partidos han decidido realizar manifestaciones que muestren el apoyo popular y por lo tanto lo justo y legítimo de su apelación.
A esta situación debemos señalar que el JNE debe resolver en última instancia, a más tardar el próximo Jueves 10, las apelaciones y decidir si Guzmán y Acuña van o no. La razón de esta urgencia es material. ONPE ha señalado que el último día en que puede iniciar el proceso de impresión de los 23 millones de cédulas de votación es este 10 de Marzo. Si el JNE resuelve después del Jueves, los nombres de Acuña y Guzmán aparecerán en la cédula, y si son sacados de la competencia después de esa fecha ocurrirá que quienes marquen esa opción engrosarán los votos de los nulos.
Si el JNE no concluye y cierra este ciclo solo crecerá la sensación de caos que ya está bastante acentuada. Es urgente definir los temas pendientes y dejar que el proceso fluya con algo de normalidad por lo menos en los últimos 30 días.
Pero hay una lógica que se está esgrimiendo en relación al fallo de Julio Guzmán y de César Acuña. Más al primero que al segundo. En opinión de ciertos medios y de algunas personas debe dejarse participar a ambos candidatos. Se argumenta señalando que las encuestas les dan, en total, casi un 20% y que eso les da cierto derecho a no ser eliminados del proceso. Sería antidemocrático dicen, pero inclusive Guzmán va más allá, dice que su pecado ha sido subir en las encuestas y que si él no gana es porque hay intereses y una mafia detrás del JNE.
Es decir, en el pensamiento Guzmán y de los que los promueven la lógica, o se acepta su participación y mañana su triunfo electoral, o tendremos que soportarlo protestando en calles y plazas gritando fraude. Esto es inaceptable en un estado medianamente ordenado. Pero es también irresponsable de quienes, con el único objetivo de evitar un posible triunfo de García y Fujimori, están dispuestos a pasar sobre cualquier institución u ordenamiento porque no les gustan las opciones que están sobre el tablero. En realidad el señor Julio Guzmán pretende llevarnos de las narices hacia lo que él y sus mentores desean. El JNE debe, según ellos, aceptar su inscripción aunque sea ilegal, aunque esté plagada de irregularidades y aunque contravenga todo el ordenamiento y la jurisprudencia electoral.
Como dijo ayer la abogada Delia Muñoz, en Redes y Poder, las encuestas no son ni pueden ser fuente de derecho. Si Guzmán o Acuña son inscritos, a pesar de la evidente incompetencia de sus candidaturas, se le está asestando un duro golpe a la propia democracia. Ojalá haya claridad, ecuanimidad y sabiduría en el tribunal electoral.
Lampadia