Luego de crecer, en promedio, 6.5% durante los últimos diez años (2004-2013), la economía nacional creció apenas 2.4% en el 2014. Una confluencia de factores estuvo detrás de este modesto desempeño. Y estos siguen estando presentes durante el primer trimestre del 2015 y amenazan con irse hasta el segundo.
La economía sufrió los estragos de dos choques externos negativos. El primero fue la caída de los precios de las materias primas que el país exporta. Ello deterioró el ingreso nacional disponible, el principal determinante del gasto privado: consumo e inversión. El segundo choque fue la salida de capitales, luego del anuncio del llamado ‘tapering’ por parte de la Fed. Ambos choques provocaron una mayor devaluación del tipo de cambio, que siendo crucial para alcanzar los equilibrios externos, tiene efectos contractivos de corto plazo en el sector construcción.
Ante ambos choques, las expectativas empresariales sobre la marcha de la economía dejaron la zona optimista. Estas expectativas adelantan el comportamiento de la inversión privada. Gran parte de la caída de estas expectativas puede ser explicada por la evolución de los términos de intercambio y el tipo de cambio real.
Además, la economía sufrió un tercer choque, independiente de los anteriores. Un choque típico de oferta en los sectores primarios: pesca, minería y agricultura. En el cuarto trimestre del 2014 el PBI de estos sectores cayó en 7%, llevando el PBI global a un crecimiento de apenas 1%.
Por si fuera poco, la política fiscal no estuvo a la altura de las circunstancias. En el 2014, la inversión pública decreció en 3.6% en términos reales.
Como correlato de lo que ocurría con el PBI y el ingreso disponible, el consumo privado comenzó también a desacelerarse, cerrando el cuarto trimestre del 2014 con una expansión de apenas 3.6%, luego de haber crecido 6.2%, en promedio, durante la última década.
La economía peruana ha comenzado el año 2015 con claras señales de debilidad. Los choques de oferta aún no se han revertido y la inversión pública sigue sin despegar. Si los megaproyectos del Gobierno central demoran su ejecución y la inversión en los gobiernos subnacionales no despega, los números del 2015 no serán muy alentadores.
Por lo pronto, no se espera un repunte de la inversión privada. Algunas empresas optarán por postergar decisiones de inversión hasta el nuevo Gobierno.
Durante el primer trimestre del año la economía mostraría un crecimiento de alrededor de 2.3%. La demanda interna estaría creciendo alrededor de 2%.
Es muy probable que los siguientes trimestres muestren un mayor dinamismo. Primero, por la reversión de los choques de oferta mencionados. Segundo, por los efectos de la política fiscal más expansiva esperada en la segunda parte del año.
La recuperación del dinamismo es muy sensible a factores exógenos (rebotes esperados en pesca y minería) y a los megaproyectos públicos. El gasto privado seguirá débil en el primer semestre.