Durante los primeros meses de este año y en medio del fragor de la batalla por la revocatoria a la alcaldesa Susana Villarán de la Puente y su cuerpo de regidores, los anuncios de la comuna limeña nos mostraban planes y proyecciones alucinantes sobre lo bien que nos iría si ella y su equipo se quedaban; y sobre lo mal que estaríamos si ello no ocurría. Con Villarán de la Puente estaba asegurado todo y sin ella sólo nos esperaba un futuro oscuro y caótico para nuestra querida capital. Seis meses después la ilusión, para quienes votaron por ella, no da para más y los hechos confirman que la gestión municipal actual ha perdido credibilidad y confianza no sólo en los vecinos.
Como muestra está lo ocurrido con la fallida emisión de bonos. En marzo la Municipalidad de Lima, MML, anunció la emisión de bonos por S/. 520 millones (US$ 200 millones) para financiar básicamente obras de infraestructura social como escaleras de acceso, muros de contención, así como áreas verdes y de recreación para más de un millón de vecinos que viven en las laderas de los cerros de Lima. Se involucró a un banco de primer orden y se anunció un plan vía una gira internacional a Estados Unidos, Europa y Latinoamérica para captar importantes inversionistas.
Al anuncio –de principios de agosto– del presidente Ollanta Humala sobre que la crisis había llegado al Perú, nuestra primera autoridad capitalina respondió inmediatamente diciendo que “la crisis no había llegado a la Municipalidad de Lima” y que llamaba, además a los inversionistas a la calma señalando que “El piso estaba parejo, por lo que no había que alarmarse”. Pocos días después el gerente municipal José Miguel Castro, reveló, ante la sorpresa de todos, que “por la crisis internacional” los bonos se cancelaban. La verdad parece no haber sido esa y la operación se cayó por el inexistente interés de los inversionistas.
¿Qué fue lo que pasó?: El regidor de Lima Fernán Altuve señaló que la emisión de bonos fracasó debido a que la gestión de Susana Villarán ha generado desconfianza tras gastar 12 millones de dólares en publicidad, 7 millones de soles en asesores para el mercado de Santa Anita y por triplicar la planilla de los trabajadores de la municipalidad. Es decir los bonos se esfumaron por una pésima gestión que, por lo demás, venía siendo mala. Hoy el 70% de Lima desaprueba a Villarán de la Puente.
Así las cosas muchos han señalado que la caída de esta operación financiera tiene el lado positivo que la actual gestión edil no podrá gastar –malgastar en realidad– este dinero y que es mejor, por ahora, evitar que Villarán logre un endeudamiento bancario que sería no sólo más caro sino que podría complicar mucho más las finanzas limeñas.
“Lima no puede parar” fue el estribillo y lema de la campaña de salvación más costosa que la historia de Lima recuerda. La pregunta que muchos nos hacemos, a estas alturas, es ¿Quién ganó con mantener a Villarán en Lima? Porque es evidente que no fuimos los vecinos.
Por eso, si a lo relatado se suma la famosa reforma del transporte, que la propia alcaldesa ha reconocido no terminará el próximo año, y lo que vemos todos los días es una ciudad intransitable, nos queda la reflexión si habrá todavía gente que crea que Lima puede entregarse a alguien sin planes, sin experiencia e incapaz de generar confianza.
Publicado en Expreso el 1 de setiembre del 2013