Por: Mariella Balbi
Expreso, 15 de junio de 2019
La economía del Perú decae, es un dato frío. No llegaremos al 4.2% de crecimiento del PBI pronosticado por el gobierno. El desempleo aumenta, 442,000 almas sin trabajo. La inversión en infraestructura está parada, cero proyectos en ProInversión y la ejecución presupuestal es pésima. Este es el panorama actual. El régimen del Presidente Vizcarra continúa corroyendo las instituciones judiciales y representativas. La ‘razzia’ de la imagen del Parlamento es tremenda. Sus integrantes son presentados como si fueran de la banda ‘Barrio King’. La asociación congresistas-delincuentes ya está en el corazón de la mayoría de los peruanos gracias a feroces campañas mediáticas. Cerrar el Congreso es una fruición gubernamental.
El Ejecutivo es ‘faulero’ y atropellador. Interviene en todos los poderes de manera matonesca. Cuestiona las votaciones en el Congreso porque no son de su conveniencia, desconociendo que los parlamentarios fueron elegidos por voto popular. La oposición ni pinta, ni suena, ni truena. Aunque hay los defensores de la institución congresal, la mayoría tiene un juego propio, bajo el manto de la extorsión.
Pero es el Ejecutivo quien pervierte al Congreso, maneja variada información de los 130 parlamentarios. El régimen de Vizcarra está obsesionado con su reforma política, disparatada e inútil. Esconde una insanía del gobierno: la demolición total de Chávarry para instaurar el vandalismo jurídico en la Fiscalía y el manejo del Poder Judicial. De hecho, siguen apareciendo audios que permiten meter mano en estas instituciones.
“El poder es afrodisiaco”, dijo Laura Bozzo con conocimiento de causa. Vizcarra inició su gobierno con un mensaje convocante. Se reunió tres veces con Keiko Fujimori. Cuando esta lo hizo público, tuvo la maña de pedir disculpas al país por ello. Nadie imaginó que Martín Vizcarra deviniese en un gobernante bravucón con una corte que le interpreta las leyes a su conveniencia autoritaria. Es clara la voluntad de Vizcarra de deteriorar al país. Para eso enloda al Parlamento, imponiéndole una reforma política sometida a la esencia pura del Ejecutivo.
¿Quién gobierna o quién intriga? Parece ser una coalición. A ojos vista, la integra una poderosísima ONG, sin tener el derecho; asimismo los operadores del humalismo que plausiblemente poseen fuertes espaldas financieras; el llamado sector caviar representado por progresistas independientes que acompañaron no tan graciosamente a varios regímenes y un ‘grupete’ de abogados que son capaces de justificar lo injustificable, torcer el derecho e imponerse.
Los más próximos al poder incluyen a los hermanos del Presidente, tienen peso. Finalmente el publicista argentino, de quien no sabemos cuánto gana. Amigos del BID facilítennos la cifra, es lo justo, el país quiere saber. Este gobierno no tiene norte, pero Vizcarra tiene un proyecto. En lo inmediato es capturar la fiscalía, demoler a los partidos vía la inservible reforma política. El declive económico es alarmante, aunque no es claro en qué terminará. El tiempo lo dirá.