Por Arturo Woodman
(La República, 07 de Junio de 2015)
Señor Director:
En el país es aceptado que la minería da divisas, crecimiento, trabajo, etc., pero contradictoriamente no se comprende que “sin minería no hay vida plena” y por lo tanto es necesario informar que nosotros y el mundo entero la utilizamos diariamente.
Comenzaremos precisando que para generar, trasladar y utilizar electricidad, ya sea en nuestras casas, ciudades e industrias, es indispensable usar los derivados de la minería. Al realizar cualquier tipo de transporte, ya sea camiones, volquetes, autos, barcos, aviones, trenes (rieles), bicicletas, motos, etc., además para construir edificios, casas, hospitales, estadios, colegios, almacenes, etc., es indispensable la minería al igual que en los puentes, diques, grúas, rodillos, muelles, etc. Y para que los agricultores obtengan sus cosechas (incluso en Islay) necesitan de la minería en sus tractores, carretas, arados, sembradores, machetes, palas, picos, bombas, compuertas, tubos fertilizantes, etc.
En salud, los médicos usan la gran gama de bisturís, marcapasos, prótesis, material quirúrgico, camas, etc.
En la producción de leche, las ordeñadoras, porongos e inclusive en temas domésticos, usamos la variedad de la línea blanca y utensilios, etc. En el campo tecnológico, computadoras, teléfonos, relojes, torres de transmisión e inclusive al casarnos los aros son de metal.
Al emprender nuevos desarrollos mineros, tanto las empresas como el Gobierno deben hacer esfuerzos para transmitir la importancia y trascendencia de esta actividad, aparte de exigir el cuidado y respeto de las normas existentes para la conservación del Medio Ambiente y dar énfasis en que la minería y sobre todo la agricultura pueden convivir y desarrollarse perfectamente.
Es cierto que años atrás existieron inconvenientes al no aplicar la tecnología requerida cuando la agricultura y la minería se encontraban superpuestas, pero hoy todos esos problemas han quedado atrás, inclusive la productividad agrícola ha subido considerablemente y se tiene presente que para iniciar un proyecto minero se debe obtener autorización que implica tomar todas las provisiones para no dañar el Medio Ambiente, ni perjudicar la producción agrícola, precisando que de no tener la autorización indicada la empresa no logrará iniciar el proyecto, ni obtener financiación, ni compradores para su producto.
Dentro de este panorama, es lamentable que el sur se haya paralizado, debido a que un grupo de agitadores y pobladores engañados han ocasionado heridos y pérdida de vidas de agricultores y abnegados policías, además de enormes daños materiales, pérdida de autoridad policial, judicial y del propio Gobierno.
Lo que es inaceptable es la actuación del Poder Judicial y las investigaciones realizadas por el Ministerio Público, comparadas con las que comúnmente se vienen dando a peruanos cuya culpabilidad está recién en investigación y se emiten dictámenes de cárcel preventiva mínima de nueve meses, entre ellos el Dr. Olórtegui, a quien se le imputó la muerte de su esposa cuando era un aneurisma, o el caso del padrastro que zarandeó a su hijo a raíz de una común rabieta infantil. En cambio, al señor Pepe Julio Gutiérrez, gestor de la huelga y los graves acontecimientos, además de su delincuencial pedido de millones de lentejas dolarizadas para desactivar la huelga, las agresiones y las muertes, solo se le aplicó inicialmente una detención tímida y desproporcionada de uno a 7 días, ampliándose después a nueve meses por la presión mediática y otros nuevos cargos, pero al resto de los agresores todavía no se les ha denunciado.
Arturo Woodman
awoodmanp@gmail.com