Por: Elmer Cuba, Socio Fundador Macroconsult
Gestión, 12 de agosto de 2020
En los últimos meses se ha venido atacando el funcionamiento de la economía peruana en diversos frentes. Las crisis gemelas de salud y económica han servido de marco general para esta nueva temporada de populismo. La configuración del nuevo Congreso también ha ayudado a completar el contexto favorable para estos retrógrados episodios. Con nueve bancadas, una vida corta, en el preludio de las elecciones generales y con un Ejecutivo sin representación parlamentaria.
El libreto de cada capítulo ya es conocido, con algunas variantes, para no aburrir. Primero aparece un problema real o imaginario. Luego, el populista hace una propuesta de política que parece atacar el problema, enmarcándolo por el lado que más puede agradar a un público sumido en las crisis gemelas ya mencionadas. La propuesta es efectista, intuitiva para un lego, aparentemente justiciera. Segundo, las propuestas iniciales son algo estrambóticas y luego son morigeradas por la discusión en la prensa, las contrapropuestas de las autoridades económicas y las alarmas en las industrias directamente afectadas y los comentarios de diversos analistas y observadores. Tercero, el Congreso le quita algo del veneno inicial y aprueba la norma. El Ejecutivo la observa. El Congreso promulga la norma por insistencia. El Ejecutivo la lleva al Tribunal Constitucional; un juez dicta una acción de amparo; no se redacta el reglamento de la ley (por imposibilidad u otros); o se cumple, si no afecta mucho al Tesoro.
La norma de no pago de peajes en las concesiones de carreteras. Cuando se trata de su único ingreso para cubrir los gastos de operación y mantenimiento. La ley que penaliza la especulación y el acaparamiento en una economía de precios libres en medio de un exceso transitorio de demanda.
No imagino el criterio de un fiscal para determinar a partir de cuántas cajas de medicinas se considera acaparamiento. La que afecta las carreras profesionales en Essalud y el Minsa, obligando a rebajar la calidad del servicio ante presupuestos que no aumentan. La que fija en la Constitución un gasto de 6% del PBI en educación, cuando la recaudación tributaria total llegaría este año a 12.5% y afectando -si se quiere cumplir- toda la programación presupuestaria del Estado peruano.
Para no hablar de las peligrosas propuestas de congelar cuotas mensuales reprogramadas para créditos de microempresas y de consumo o la fijación de tasas de interés.
Las amenazas de casi desaparecer los sistemas de pensiones privado y público tal como los conocemos es la más reciente de las sinrazones de los representantes. Permitir el retiro de hasta 100% de los fondos de los afiliados sin aportes en los últimos doce meses es dejar a esas grandes mayorías sin pensiones indefinidamente. En el caso de la ONP, esos fondos simplemente no existen. Es un sistema de caja única, los aportes corrientes de los trabajadores activos financian las pensiones corrientes de los jubilados. Como bien ha dicho la ministra de Economía, ese dinero no existe. Se gastó cuando se aportó. Es “pay as you go, stupid”.