Por: Rafael Venegas, Director Independiente de Empresas
Gestión, 8 de abril de 2021
El 28 de julio cumpliremos nuestro bicentenario patrio. También será la inauguración del nuevo presidente y del Congreso. Deberíamos estar contentos y listos para festejar por todo lo alto. Sin embargo, estamos angustiados y frustrados debido a las pestes que nos agobian y a sus infames responsables.
Después de veinte años de crecimiento, paz social, fortalecimiento de la clase media y disminución de la pobreza, nos merecíamos una gran celebración. Sin embargo, en la última década volvimos a hacernos el Harakiri y la verdad es que la situación no justifica ningún festejo.
El retroceso se inició con el freno que puso el incapaz e indeciso gobierno nacionalista del 2011. Este deterioro se agravó debido a la irresponsabilidad y arrogancia de los líderes del Ejecutivo y Legislativo a partir del 2016. Ellos fueron los responsables directos de la nefasta crisis política en que estamos sumidos actualmente. ¡Ojo que dos de ellos participarán en esta elección buscando inmunidad!
En ese mismo periodo se desveló la tremenda corrupción generalizada que incluyó a todos los presidentes de los últimos treinta años, a congresistas, gobernadores, alcaldes, funcionarios públicos, jueces, fiscales y hasta a empresarios privados, Los tres poderes del Estado involucrados en una tremenda crisis moral y política. ¡Ojo que aquí también hay varios involucrados que participarán en esta elección buscando inmunidad!
Luego para colmo, se presento la infame pandemia. Este hecho evidencio la incapacidad de gestión de un gobierno corrupto, con ideologías equivocadas y mentiras tendencias. Esto además de ser causa indirecta de más de cien mil muertes, originó una crisis económica con fuerte desempleo y quiebras masivas. ¡Ojo que hay partidos y personajes relacionados que participarán en esta elección buscando inmunidad!
La tormenta perfecta: Crisis moral, política, sanitaria, económica y de gobernabilidad al mismo tiempo. Es en este escenarios que nos disponemos a elegir presidente y congresistas de una lista “extremadamente pobre”.
No hay posibilidad de escoger al candidato idóneo, porque no lo hay. Otra vez tendremos que conformarnos con elegir al “menos malo”.
Para esto, lo que se debe hacer primero es descartar de plano a los que tengan pasados reñidos con la ética o la justicia y a los viejos políticos desgastados. También a los populistas, a los que insisten en ideologías fracasadas y a los que no tienen experiencia ejecutiva relevante.
Luego, entre los pocos que queden, debemos escoger al que mejor cuadre con las tres principales competencias requeridas: Honradez, Patriotismo y Gestión.
Honradez en contraposición a corrupción, burocracia y ausencia de ética. Patriotismo entendido como la capacidad de dejar de lado las ideologías y enfocarse solo en las necesidades del Perú. Y Gestión en contraposición a incapacidad, liderazgo, organización y veracidad.
Haciendo este análisis nos aseguramos de que escogeremos al “menos malo”.
Hay una antigua frase china que dice: “Cuando mayor es el caos, más cerca está la solución”. ¿Será cierto?