Mariella Balbi
Expreso, 19 marzo del 2022
A raíz de la validación del indulto de Alberto Fujimori por el Tribunal Constitucional, Pedro Castillo tuvo el cuajo de hablar del deterioro de la institucionalidad. Hay que ser muy descarado y cínico para afirmar semejante barrabasada cuando él fomenta esto desde que ingresó al gobierno. Que Castillo tiene asesores dudosos no cabe duda, pero podrían instruir más y mejor al mandatario. El discurso ante el Parlamento repitió lo dicho recientemente por el premier en el hemiciclo para la cuestión de confianza, indicando improvisación y mediocridad insuperables. Sin embargo, en su intervención Castillo buscó presentarse como concertador con la oposición, apelando incluso al siempre alicaído Acuerdo Nacional.
El Gobierno sabe que no hay los votos para concretar la anhelada y merecida vacancia del mandatario. Una realidad que respalda la izquierda caviar, quien prefiere las migajas del poder que sancionar a un jefe de Estado corrupto. Quienes rodean a Castillo tienen un prontuario de ‘rompe y raja’. La última designación del tercer presidente de EsSalud, vinculado al funcionamiento ilegal de casinos de juego, denunciado por abuso de autoridad y otros cargos sigue el estilo de este régimen. Se suma a los ministros cuestionados por asesinato, violencia contra la mujer, negocios con familiares y otros.
Nadie se salva. La banda de Castillo la componen facinerosos de todo pelaje que además se dedican al autobombo, como es el caso del gerente general de Petroperú, quien se autodeclaró como “el mejor economista del Perú”. Por eso no se entiende cuando, ante la censura del ministro de Salud, la bancada de Renovación afirme que el galeno fue solvente en sus respuestas y retroceda en la censura. ¡Patapúfete! Lo repudia el Colegio Médico, sus colegas y además utilizó a una menor para hacer un show en Palacio. Suficiente para censurarlo.
La oposición parece no percibir que el discurso plagiado de Castillo ante el Congreso apunta a las elecciones municipales y regionales del fin de año. Por eso plantea una concordia mentirosa, porque sus bases, el pueblo tan mencionado, lo repudian por sus promesas incumplidas, por la descarada corrupción que no cesa, por el alza de costo de vida, la inflación, que tiene a los peruanos agobiados. Además un millón ochocientos mil personas han pasado al empleo informal.
Busca recuperarlos, veremos mucho más populismo en adelante. Los demócratas del Congreso ciertamente andan sobrecargados con el desmadre que vivimos. Esa oposición respalda a un ministro que no vacuna, tolera a los “niños” parlamentarios, nada hace para cambiar a la autoridad electoral, algo elemental para el futuro inmediato. La corrupción de Castillo emergerá, por más que use asesores extranjeros para esconderla. Si la oposición se duerme el desastre actual perdurará.