Empresario comprometido con el Perú, creador de Ideas e Instituciones y forjador de Líderes
Por Pablo Bustamante Pardo
Nos ha dejado un peruano íntegro y de vocación universal que destacó como empresario, ciudadano y líder cívico.
Walter se graduó de ingeniero y Magister en Ciencia e Ingeniería Eléctrica en el MIT. Fue Maestro en la Escuela de Ingenieros del Perú. Fundador de Piazza y Valdez Ingenieros y luego de COSAPI, con don José Valdez Calle. Participó activamente en actividades pesqueras y financieras. Fue Vicepresidente de la Sociedad Nacional de Pesquería y Director del Banco de Crédito.
Lideró como Presidente, IPAE, el Patronato de ESAN, la Asociación Electrónica Peruana y el Consejo Mundial de Gerencia (ECIOS). Fue miembro del Consejo Consultivo Latinoamericano de IBM y del Chairman’s International Advisory Council del Americas Society en Nueva York. Estuvo vinculado a la Universidad Cayetano Heredia y al Museo de Arte de Lima (MALI).
En 1977, durante la dictadura militar, aceptó ser Ministro de Economía y Finanzas. Pero tuvo que renunciar a los 50 días, pues el régimen no estaba listo para emprender las reformas de mercado que el país precisaba. Sus ideas visionarias de lo que significaba una economía abierta al mundo y con estabilidad macro económica chocaron con la ideología del socialismo y estatismo militar.
Consciente de la necesidad de que los peruanos comprendiéramos algo de economía, participó en la fundación de Apoyo con Felipe Ortiz de Zevallos (FOZ), a quién previamente tuvo como asesor en el Ministro de Economía. FOZ es uno de los mejores ejemplos de los líderes que Piazza ayudó a forjar.
Como Presidente de IPAE en CADE 1972 en Paracas, confrontó al General Velasco y su pensamiento socialista. En esa ocasión invitó a la sociedad a valorar al empresario en su rol liberador de energías: “Hay que desterrar el concepto de que la utilidad empresarial representa un atentado contra la sociedad y modificarlo por el reconocimiento de que el beneficio logrado legítimamente por el empresario es el premio a su esfuerzo creador, la retribución a su toma de responsabilidad y un estímulo para su superación”.
Piazza fue un visionario del rol del empresario en el mundo moderno. Pionero en la gestión de empresas, uno de los primeros, si no el primero, que dio atención prioritaria a la participación de todos los colaboradores en la gestión. La siguiente frase refleja su línea de pensamiento: “En COSAPI nos preocupa mucho el trabajo bien hecho, pero nos preocupa más el hombre que lo realiza”. Creía en la meritocracia y en la disposición al cambio que “tiene que abrazarse permanentemente”. Promovió la innovación con el “Premio COSAPI a la Innovación”.
También fue un filósofo de la gerencia y tenía una visión cívica que lo llevaba a hablar de la importancia “de la filantropía del poder” como parte del arte de ser un buen gerente. En su opinión un buen gerente debía ser capaz de ceder el poder y no aferrarse a él. Fue uno de los primeros ejecutivos peruanos que hizo de la cultura empresarial un factor que debía ser gestionado por el líder. En esa línea predicaba que el rol del líder era: formar líderes capaces de gestionar la cultura de las empresas y del país.
Walter Piazza fue un adelantado a su época. Nos enseñó que: “Tradicionalmente decimos que la razón de ser de la empresa es generar utilidades. Debemos completar la frase diciendo: la razón de ser de la empresa es generar utilidades para que ésta pueda crecer y generar más puestos de trabajo. No el crecimiento que da poder intrascendente sino el crecimiento para dar trabajo”.
También promovía el compromiso del empresario y de los gerentes con la sociedad: “Pienso que los gerentes deben tomar conciencia que la dirección de una sociedad es algo demasiado serio como para que ellos se excluyan de participar”.
En estos días de tanta debilidad de nuestros líderes, debemos aprender del ejemplo del gran ser humano que fue Walter, un líder visionario y dispuesto a la acción, con sencillez, y una humildad que abrigaba a los que tuvieron la suerte de estar cerca de él. Walter asumió su misión con entereza y consecuencia, supo actuar con dignidad en los buenos y malos momentos que la vida nos pone por delante, siempre estuvo listo a escuchar a los demás y a prestar su apoyo desinteresado.
Necesitamos muchos peruanos como él, aprovechemos sus enseñanzas. ¡Buen viaje!