Jaime Spak
Para Lampadia
El domingo 22 en una interesante columna en El Comercio, Jaime Bedoya escribió “cuando un sombrero se usa principalmente bajo techo, como suele ser el caso de nuestro primer mandatario, se omite por completo su función de protección climática. Dentro del Palacio de Gobierno no llueve ni truena ni arrecia el sol”.
En realidad, yo añadiría: quítate el sombrero y ponte a trabajar.
Un muy alto porcentaje de la población está de muy mal talante, y cuando digo población, me refiero al “pueblo”, palabra que utilizó Castillo en su campaña de la segunda vuelta.
El pueblo, el pequeño comerciante ambulante, la humilde ama de casa, el obrero, el pequeño agricultor, ya perdieron la paciencia de tener que soportar a esta pequeña banda de los cuatro chicha (Castillo, Cerrón, Bellido y Bermejo), que creen que pueden jugar con nuestro futuro.
Muchos de nosotros, hemos tenido mucha paciencia con los diferentes gobiernos que manejaron el Perú, en especial los que pintamos canas, hemos sido testigos de excepción del desastre de Velasco con sus siete años de “revolución” que fueron felizmente enmendados [parcialmente] por los cinco años de Morales Bermúdez, que nos devolvió la confianza y generó una vuelta al crecimiento y solidez económica.
Luego de ello se volvió a sufrir con el débil gobierno de Belaunde, el desastre del primer gobierno hiperinflacionario y de corrupción de Alan García, y que luego de la sorpresiva elección de Fujimori, aplaudimos sus primeros cinco años de gobierno, donde lucho de manera frontal contra el terrorismo, volvimos a ser un país elegible para el mundo financiero mundial, y logro firmar la paz con Ecuador. Luego criticamos el intento de perpetuarse en el poder, la corrupción de Montesinos y el copamiento de los medios de comunicación.
No seguiré con los otros gobiernos, pues no alcanzaría esta columna para seguir con las críticas.
Somos una nación trabajadora, con la gran mayoría de gente decente, pero que hemos y somos gobernados por el pequeño porcentaje de incapaces que han impedido que seamos el país que todos soñamos.
Por ello le digo a Castillo quítate el sombrero y ponte a trabajar.
No tenemos tiempo que perder, en seguir hablando sobre este gabinete Bellido, donde 12 de los 19 ministros tienen serios cuestionamientos de carácter legal, ético y moral y algunos de los siete restantes no tienen los pergaminos para dirigir ministerios.
Como alguien dijo, “la audición la deben de haber hecho en Lurigancho”.
En lugar de luchar contra la crisis económica, sanitaria, pierden valioso tiempo con tuits de Cerrón y compañía.
Qué vergüenza haber llegado a esta situación, la idea de cambiar la constitución, como que de ello dependiera el futuro de nuestro país, o de ver pasmados, como impresentables del Movadef se pasean como por su casa en el palacio de Gobierno y los diferentes ministerios.
Este gobierno elegido por una minoría y que en la segunda vuelta fue favorecido por el mensaje “Fujimori nunca más”, ha demostrado en los primeros 30 días una incapacidad suprema para gobernar.
Nos han faltado el respeto a los peruanos, al presentarse a administrar el país sin una agenda de trabajo, sin un plan de desarrollo, nada de nada.
Un gobierno requiere de un mínimo de 500 personas de nivel para ocupar los más importantes puestos públicos, desde ministros, viceministros, directores de organismos, etc.
Si vemos el gabinete Bellido, vemos que no tienen ni siquiera 19 personas que puedan ayudar en la gobernabilidad, como harán para conseguir el resto de profesionales.
Por ello vemos cada día, casos de gente incompetente asumir puestos que luego de pasar por el filtro de la prensa, son removidos o deben de renunciar, pues en verdad son gente impresentable.
Hace 30 días que los peruanos no hablamos mas que del futuro negro que nos depara un gobernante incapaz y que al no tener ni el más mínimo asomo de liderazgo es avasallado por Cerrón y compañía.
Por ello en nombre de los mas de 30 millones de peruanos, le digo al señor Castillo, quítate el sombrero y ponte a trabajar.
Y si no lo haces ten la decencia de renunciar.
No tenemos tiempo que perder, o cambia de una vez con un giro dramático y congrega a gente competente que lo ayuden a gobernar estos cinco años, o mejor se queda con el sombrero, renuncia y regresa a su natal Catabamba, donde sus alumnos de primaria lo deben de estar extrañando. Lampadia