Por: Madeleine Osterling
Expreso, 5 de febrero de 2020
Expreso, 5 de febrero de 2020
“Los resultados económicos van a ser muy superiores en este 2020”. El optimismo desenfrenado de Martin Vizcarra es un salto al vacío. ¿Por qué inventa? No se están creando condiciones reales para que mejore la economía, su obsesión se reduce a la reforma política y judicial. Confía demasiado en sus socios regionales, muchos picaros y torpes como el de Huancavelica, Maciste Diaz, recientemente condenado por corrupción. No se le movió un músculo cuando señaló que no estaban dadas las condiciones para que Tía María salga adelante durante su gobierno. En 30 segundos, durante una entrevista televisiva, hecho abajo años de esfuerzo de una importante empresa privada en el país y, empoderó aún más a los revoltosos. Días más tarde Raúl Molina, Viceministro de Gobernanza Territorial simplemente le hizo eco, señalando que la única vía es el diálogo pero que es imposible alcanzarlo con los pobladores del Valle del Tambo, las autoridades de la provincia de Islay y los líderes sociales. Resulta inaudito que la principal actividad económica del Perú quede a merced del capricho de un puñado de dirigentes locales y foráneos y, de una población manipulada por su propia ignorancia. ¿Dónde queda la ley? En toda sociedad civilizada prima el marco legal e institucional no la voz más rugiente y vocinglera
En este escenario de abierta agresión, me hubiera gustado sentir la fuerza de la Sociedad de Minería. Algunas tímidas líneas de protesta recogidas por los medios confirman que, increíblemente, es un gremio débil y poco solidario. Como les duele meterse la mano al bolsillo para difundir las bondades de la industria cuando el tema no les toca directamente. ¿Han olvidado que tienen intereses comunes que defender y fortalecer? Háganse sentir en las nuevas generaciones. No bastan los cursos y eventos que se dictan en la sede social ni un Perumín cada dos años; la minería necesita un apostolado permanente, difusión positiva SIN PAUSA, de lo contrario, el retroceso será inevitable.
En todo caso será un año complicado para el sector, no solo por la parálisis decretada por la China que ha hecho que la demanda de cobre se resienta, después de un buen desempeño durante el 2019 sino especialmente, por las falsas promesas del MINEM. Meses que predican que van a flexibilizar las reglas para las actividades de exploración, pero hasta ahora no han dado una sola muestra en esa dirección. Ni siquiera el hecho que el Ecuador vaya a recibir US$1000 millones en los dos próximos años inquieta a nuestras autoridades. La pasividad es desgastante.
Así como el año pasado Martín Vizcarra atribuyó el mal desempeño de la economía al enfrentamiento entre EEUU y la China, este 2020 el gran culpable será el Coronavirus. Estamos conteniendo el aliento y esperando que sea leve no solo por el trágico impacto en vidas humanas sino a la economía global sin embargo, no estaría tan segura que Vizcarra tiene los mismos pensamientos; siempre necesita culpables para esconder su incompetencia, para eludir su responsabilidad.