Por: Arturo Woodman
Expreso, 24 de julio de 2019
Expreso, 24 de julio de 2019
En el Perú se acepta sin discusión que la minería genera crecimiento, empleo y reduce la pobreza. Sin embargo pequeños grupos políticos tienen objetivos e intereses diferentes y no comprenden, o se niegan a comprender, que sin minería “no hay vida plena”. Hoy estos grupos reaparecen cuando el Gobierno, en principio, ya dio autorización a la mina Tía María, pero esta vez no son azuzados por los dirigentes de siempre, sino por el mismo gobernador de la región Arequipa quien, irregularmente, incentiva y apoya enfrentamientos innecesarios entre las fuerzas del orden y los pobladores de la zona, en su mayoría dependientes de la industria agrícola, perjudicándose el desarrollo de ambas actividades y pasando por alto la gran oportunidad de aprovechar la riqueza que tiene nuestro país en la minería metálica y no metálica.
La minería tiene una importancia enorme en el desarrollo del Perú y en el mundo en general. Es necesaria para generar, conducir y utilizar la electricidad en nuestras casas, oficinas, fábricas y ciudades. Es indispensable para la fabricación de cualquier tipo de transporte moderno, sean camiones, autos, barcos, aviones, trenes y sus rieles, bicicletas, motos etc. En casi todos sus componentes la minería está presente.
Si es necesario construir carreteras, bodegas, depósitos, edificios, casas, hospitales, estadios, colegios, puentes, grúas, rodillos, muelles, computadoras, celulares, relojes, joyas, etc., debemos echar mano a la minería. Hay que insistir, el mundo entero la utiliza y el importante sector de la agricultura está igualmente incluido, y más aún, ellos la necesitan para lograr siembras y cosechas de cualquier producto, sea hoy y ayer. Se emplean arados, machetes, picos, compuertas, tractores, tubos y conductores plásticos, fertilizantes y equipos de bombeo. La lista es innumerable.
Igualmente, en la producción de leche o carne se necesitan ordeñadoras, porongos, maquinaria para preparar quesos, incluso clavos o alambre de púas para los establos. Y aunque la lista es extensa, todavía hay que recordar que los agricultores, al enfermarse, necesitan la gama de bisturís e instrumentos quirúrgicos. Inclusive para alimentarnos utilizamos ollas y cubiertos.
Entonces nuestras propias necesidades generan una demanda de minería hacia el mundo. Pero cuando aparece la gran oportunidad de atender esta demanda con una nueva oferta, como lo sería la mina Tía María, surgen algunos oportunistas políticos que generan un discurso poco coherente con el afán de levantarse sobre ignorancia populista. El verdadero antiminero no debería utilizar un celular, para empezar, pues él mismo con su compra está pidiendo al mundo más minería.
Al emprenderse nuevos desarrollos mineros, tanto los gobiernos como los empresarios deben hacer esfuerzos de transmitir la importancia y trascendencia de esta actividad y precisar que la Minería y AGRICULTURA pueden convivir y desarrollarse perfectamente.
Dentro de este panorama no hay explicación para que el Gobierno, a pesar de haber dado una clara autorización de avanzar en Tía María, esté dando mensajes contradictorios que indirectamente apoyan la oposición, así como a este nuevo e improvisado personaje, gobernador regional de Arequipa, que en conjunto confunden a la población y al sector agrícola, poniéndolos en contra del progreso y desarrollo del Perú. Esperemos que recapaciten dando mensajes positivos, explicando por qué la minería es importante; que genera crecimiento, desarrollo y que es objetivo del Gobierno asegurar que la agricultura del Valle del Tambo no se va a perjudicar en absoluto, dado que inclusive el agua a utilizar en este proyecto minero será agua del mar previamente desalinizada.