Por el gran tamaño de Brasil, la evolución de su economía tiene fuertes implicancias en toda Sudamérica. Y Brasil está en problemas mayores. Su crecimiento ha sido un escuálido 2% en el 2013 y se proyecta similar cifra para el 2014 y 2015.
Su inflación va a un ritmo de 7% anual y, para moderarla, su Banco Central ha subido rápidamente la tasa básica de interés, desde 8% en julio del 2013 a 10.75% actualmente y, seguramente, necesitará seguirlo incrementando. Obviamente, ello frenará aún más su reducido desarrollo económico. ¿Qué pasó con Brasil? Dos años atrás, junto con China, India y Rusia, el ahora decaído BRIC, era la esperanza mundial para contrarrestar los problemas económicos que atravesaban los países desarrollados. Hoy afronta algunos impactos negativos externos y sufre de malas políticas internas. La reducción de los precios internacionales de las materias primas, en que Brasil apoya su economía, ha sido un elemento principal. También, la leve recuperación de EE.UU. está generando un aumento de las tasas de interés a nivel global, afectando sustancialmente a los países emergentes que experimentan un flujo de salida de capitales que no van a poder ser compensadas por inversionistas del exterior, recelosos ante la debilidad de Brasil. Se añade lo que sucede en Argentina, pues afecta a Brasil la devaluación del peso y la reducción del consumo de uno de sus principales socios comerciales.
En lo interno, Brasil ha ejercitado una política dispendiosa de subsidios con Lula y su sucesora Rousseff, aumentando descomedidamente su presupuesto público en tiempos de bonanza, lo que hoy se revierte y es factor de su enfriamiento. A ello se suman la postura brasileña de proteger su industria perdiendo competitividad en un mundo globalizado, los múltiples escándalos de corrupción en el gobierno, y el gasto supermillonario para construir la infraestructura para el Mundial de Fútbol 2014, postergando a la salud y a la educación tan necesitadas de esos fondos, que originaron grandes reclamos sociales y cierta debacle del régimen actual.
Ya el Perú está siendo arrastrado por esta corriente brasileña, aún levemente, por lo que el gobierno, que soportamos con la tuya y con la mía, debe actuar rápidamente aumentando racionalmente las inversiones públicas pero, primordialmente, desmontando las vallas burocráticas que impiden la inversión privada.
Publicado en Gestión, 03 de abril de 2014.