En el siguiente artículo de Pablo Bustamante se analizan los trascendentes cambios tecnológicos que se han producido en nuestra estructura productiva como parte del crecimiento económico, un artículo que hoy reproducimos luego de que el Presidente Humala se pronunciara a favor de la creación de un Ministerio de Ciencia y Tecnología generando un debate sobre el tema. En esta publicación se ilustra cómo se ha incrementado la productividad con los cambios tecnológicos en la agricultura, la industria e, incluso, en sectores tradicionalmente pobres del campo con el uso de las tecnologías de Sierra Productiva (Lampadia)
>(Publicado originalmente en El Comercio, 21 de mayo del 2012)
En la política, los medios y la academia se repite a diario que no invertimos en ciencia y tecnología. Los ránkings acusan malos indicadores, puesto que las cifras oficiales no registran inversiones significativas. Así, se reclaman asignaciones del presupuesto público e inclusive la creación de un ministerio de ciencia y tecnología.
Sin embargo, la realidad es que durante los últimos 15 años hemos vivido una revolución tecnológica. Hemos desarrollado tecnologías que nos han permitido crear riqueza en todos los sectores productivos, siendo la aplicación de la tecnología a la producción el objetivo final de la misma.
Veamos los indicadores de productividad: en los años 70 y 80 tuvimos crecimientos negativos: -1,1% y -3.8%. En los 90 fue de +1,4% y en la última década +3,5% de promedio anual, el doble de nuestro mejor resultado desde los años 50.
Hoy somos de lo mejor en el mundo produciendo, procesando y transportan-do frutas y hortalizas de alta calidad que llegan a los mercados más exigentes. Son 250 productos a 150 países, por 2,800 millones de dólares y más de 2 millones de empleos formales en el campo. Somos capaces de arrancarle a la tierra minerales que antes ni detectábamos, creando un sector muy dinámico y de una contribución fiscal extraordinaria. Hemos transforma-do nuestro sector de la construcción, que ha tenido incrementos espectaculares de productividad y de seguridad como son los muros anclados y encofrados metálicos.
La revolución del ‘retail’ moderno, del nuevo comercio minorista en el país, es una realidad que permite a nuestros ciudadanos acceso al mundo moderno, confort y espacios de solaz familiar.
El sector manufacturero ha pasado de una industria sobreprotegida, con merca-dos cautivos y productos de mala calidad y alto precio, a una industria vigorosa y competitiva. Destacan con fuerza los sectores de confecciones y de maquinaria. Hoy exportamos maquinaria minera y pesquera a varios mercados. En la microempresa industrial tenemos el cluster de Atem, que ha desarrollado varios productos innova-dores, como una máquina no patentada que simula el rayo eléctrico.
En comunicaciones, desde la privatización creció exponencialmente la oferta de servicios: hoy tenemos más de 30 millones de celulares. Detrás están los grandes operadores y decenas de empresas de todo tamaño donde se han sembrado capacidades tecnológicas sorprendentes.
La revolución tecnológica se muestra igualmente en los sectores pesquero, turismo, gastronomía, pisco, moda, etc.
En la sierra rural, el programa Sierra Pro-ductiva ha llevado tecnologías comunes en el mundo moderno a los minifundios altoandinos y elevado significativamente la calidad de vida de más de 50,000 familias.
No se trata, pues, de darles plata a las universidades (las nacionales de la sierra ya la tienen por el canon). Tampoco de crear un nuevo ministerio. Para profundizar este proceso hay que propiciar un humilde acercamiento del mundo académico a nuestro brioso sector real.
Invito a los gremios a que publiquen sus testimonios. Ya es hora que dejemos de construir mitos y que tomemos decisiones basadas en la realidad.
Publicado por El Comercio, 21 de mayo del 2012