Para decirnos que en la política peruana no pasa nada, el director de Perú21 (columna dominical – 16/3/14), basado en una de sus lecturas nos dice: “No es un monopolio de los países emergentes los intentos por parte de los gobernantes por mantenerse en el poder. Es lo natural (Sic.)”
Desde luego agrega, “lo que diferencia a los emergentes de los desarrollados no son los instintos básicos de la clase política, sino las instituciones que enmarcan el poder”.
Pero vuelve: “No tenemos por qué alarmarnos cuando cuestionamos ciertas acciones que invitan a pensar en ello… dejemos por un momento las hipocresías: la preocupación número uno de los peruanos es, en sentido estricto, qué pasará en el 2016”.
¿Lo habrá escrito él? Pocas veces he leído algo tan pobre.
La coyuntura peruana es preocupante. Por un lado tenemos a la clase política actual jugando al poder por el poder y, por otro, a los ciudadanos, trabajando, imaginando su futuro y planeando la educación de sus hijos. ¿Creen ustedes que “la preocupación número uno de los peruanos es, en sentido estricto, qué pasará en el 2016”?
Como ha explicado el Primer Ministro en su buena presentación al Congreso, el Perú tiene 25 años de realizaciones extraordinarias y nuestras capacidades nos permiten pensar, con sensatez, en un futuro de prosperidad para todos los peruanos. La situación del país no se condice con el comportamiento, falta de visión, responsabilidad y sentido del deber, que ondea nuestra actual clase política.
Por otro lado, ¿tenemos que asumir que a la política solo entran los ambiciosos, los que quieren hacerse del poder, para mantenerse en él?
¿No tenemos miles de ejemplos en la historia de la política, en el mundo y el Perú, de incontables personajes que hicieron de la política un apostolado? ¿Qué entraron a ella para servir, para inspirar, para dar buenos ejemplos y buscar el bien común, aún a costa de sí mismos?
¿No podemos más bien contrastar a nuestros políticos con: los Padres Fundadores de los EEUU, o con George Washington, Abraham Lincoln, Konrad Adenauer, Churchill, Felipe González, Ben Gurión, Martin Luther King, Mahatma Gandhi o Nelson Mandela?
¿No podemos recordar a nuestros ciudadanos los buenos ejemplos de peruanos como Francisco Javier de Luna Pizarro, Ramón Castilla, Manuel Pardo, el propio Miguel Grau, Víctor Andrés Belaunde, Alfonso Barrantes, o de José Luis Bustamante i Rivero, Fernando Belaúnde, Valentín Paniagua, Roberto Ramírez del Villar, Mario Polar, Ramiro Prialé, Jorge del Prado, Javier de Belaunde Ruiz de Somocurcio, Ernesto Alayza Grundy, Jorge Basadre y tantos otros tantos insignes peruanos que nunca actuaron por ambiciones personales?
Con la clase política que tenemos, nos toca a los ciudadanos marcar la cancha de la sensatez y el buen juicio, especialmente entre quienes dirigen los medios de comunicación. El Perú que los ciudadanos queremos, no está en el juego político, ni en el 2016, está en el día a día, construyendo un mejor país para sus hijos. ¡Futuro que hace rato nos merecemos!