En mi humilde opinión, al igual de las sugerencias hechas por The Economist en dos oportunidades, creo que la humanidad civilizada debe repudiar al irresponsable déspota ruso, Putin, “heredero de Yuri Andropov, ex jefe de la KGV y líder soviético, de crear una autocracia modernizada”, según Martin Wolf en su último artículo “Rusia es nuestro vecino más peligroso”.
Volviendo a The Economist, incluyo dos pasajes traducidos por el autor de esta nota:
- “Suficiente. Occidente debe asumir la incómoda verdad de que Putin es fundamentalmente un antagonista. Trazar puentes y consideraciones no lo persuadirán a comportarse como un líder normal. Occidente debe imponer sanciones fuertes, perseguir a sus amigos corruptos y expulsarlo de toda reunión internacional que se basa en decir la verdad. Cualquier otra cosa es solo apaciguamiento y un insulto a lo inocentes del vuelo MH17”. (Edición del 26 de julio 2014)
- “Para Putin, la historia de Rusia pos-soviética ha sido un catálogo de humillaciones infringidas por EEUU, y su misión es reversarlas. (…) Él prefiere vasallos antes que aliados. (…) El revanchismo de Putin debe ser parado en Ucrania. (…) Habrán costos para occidente, pero como lo muestra la pobre y benigna Ucrania, el precio de la inacción en siempre mayor”. (Edición del 6 de setiembre 2014).
Hago mía la propuesta de Lampadia en cuanto a que deberíamos retirar a nuestro Embajador de Rusia, y agrego:
1. Cortemos de una vez nuestro nexo con Rusia como proveedor de armas, designio del nefasto Velasco, que hasta ahora nadie cuestiona y que ha dado lugar a niveles de corrupción inaceptables durante 8 de 9 gobiernos. Excluyo al gobierno interino de Paniagua, e incluyo al de Humala, que pareció desarrollar sus nexos desde el fallido viajecito de su hermano Alexis.
2. Ya es hora para que el Perú recupere su sitial de liderazgo internacional que tuvimos con Víctor Andrés Belaunde Diez Canseco, Presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas (1959 y 1960) y Presidente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, en tres periodos. Así como con el ejemplo de José Luis Bustamante i Rivero, Presidente de la Corte Internacional de Justicia de La Haya de 1967 a 1969. Y su liderazgo mediador en el conflicto fronterizo entre El Salvador y Honduras agravado tras la llamada Guerra del Fútbol, cuyo proceso culminó con la firma del tratado general de paz el 30 de octubre de 1980 en Lima. Bustamante i Rivero rehusó cobrar honorarios por tan importante encargo.
Lo del armamento podría causarnos algunos problemas en el VRAE, pero estoy seguro que los proveedores alternativos nos darían la mano para ayudarnos y así recuperar unas opciones de negocio cortadas hace más de 40 años. En cuanto al armamento para las fronteras me parece que tenemos más tiempo.
Pero sobretodo, Latinoamérica necesita un liderazgo serio que nos haga ser parte del mundo global y que a pesar de nuestra pobreza relativa, sepa defender los principios fundamentales que seguirán moldeando el futuro de la humanidad. Democracia, respeto a los acuerdos, vocación por la paz, derechos humanos y esfuerzos conjuntos para afrontar los riesgos que nos acechan. ¡Ese espacio debe ser ocupado por el Perú!