EN LA ACTUALIDAD, el Sudeste Asiático representa una de las regiones de más rápido crecimiento en el mundo y, en nuestra opinión, su futuro parece brillante, a pesar de algunos altibajos.
En general, creemos que hay muchos motivos para ser positivos acerca de los inversionistas a largo plazo en el Sudeste Asiático, incluida la cooperación regional que podría crear más oportunidades de inversión.
La Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) se fundó en 1967, con cinco países miembros: Indonesia, Malasia, las Filipinas, Singapur y Tailandia. Hoy en día, cuenta con 10 miembros, que incluye el pujante mercado fronterizo de Myanmar, que recientemente fue sede de la 24ª Cumbre de la ASEAN. La ASEAN otorgó a Myanmar (también conocido como Birmania) la membresía regional en 1997, y el diálogo posterior y la presión ejercida por la ASEAN han desempeñado un papel importante en la apertura de lo que era, en ese momento, un país aislado, inspirando allí un cambio político y económico positivo.
Durante la catástrofe del ciclón Nargis en 2008, por ejemplo, la ASEAN consiguió convencer al gobierno de Myanmar para que aceptara la ayuda humanitaria extranjera para asistir a sus ciudadanos. En su inicio, la ASEAN trazó objetivos acelerando el crecimiento económico, progreso social y desarrollo cultural entre sus miembros, además de fomentar la paz regional. Se espera que la comunidad económica de la ASEAN (AEC) obtenga sus frutos en el 2015, a pesar de que algunos opinan que la fecha límite podría ser un poco ambiciosa. Representa a un mercado común que se calcula abarque 600 millones de personas y tenga un PIB combinado de casi 2 billones de dólares estadounidenses. Se espera que la AEC logre cumplir las siguientes características clave: (a) un solo mercado y base productiva, (b) una región económica altamente competitiva, (c) una región de desarrollo económico equitativo y (d) una región totalmente integrada a la economía global. Por supuesto que existen grandes desafíos para armonizar la integración financiera y económica y para realizar las reformas necesarias, incluidas las diferencias políticas y culturales, pero creo que estos desafíos pueden superarse.