Entrevista a Marco Miyashiro, Congresista de Fuerza Popular
Por Sebastian Ortiz Martínez
El Comercio, 12 de setiembre de 2017
Marco Miyashiro se ata una, dos y hasta tres veces los zapatos. Su hijo, de apenas 5 años, lo mira y le pregunta por qué se agacha si ese día lleva puesto unos mocasines (que no tienen pasadores). Él no le responde, solo guarda silencio. Era 1992, y el entonces comandante de la policía era uno de los cazadores del terrorista Abimael Guzmán.
“Pasados los años, le conté que lo hacía porque tenía que ver quién estaba detrás de mí. Una forma disimulada de mirar atrás era simular que me ataba los zapatos”, recuerda el hoy congresista, quien lideró, junto al coronel PNP (r) Benedicto Jiménez, el equipo que dio el golpe más certero a Sendero Luminoso.
— Usted dijo que la desactivación del GEIN “frustró la pacificación del país”. ¿De quién o quiénes es esa responsabilidad?
Hubo mucho egoísmo, porque no nos dejaron trabajar ya en el GEIN. Por ejemplo, la captura fue en setiembre del 92 y en enero del año siguiente ya me habían cambiado para ser jefe en Lambayeque…
— ¿Y quién fue responsable de eso?
Ketín Vidal. ¿Por qué? Porque hay un hecho: a mí me acusan de vender el video [de la captura], pero ese video yo se lo entregué en la mano a Vidal a la 1 a.m. del domingo y dos horas después ya estaba en Univisión. Él se lo había entregado a una periodista. Por ese video a mí me sancionaron con ocho días de arresto de rigor, que al día de hoy aún figura en mi legajo por negligencia en la seguridad de documentos. Pero, al ser Vidal mi jefe inmediato, me dio una orden y esa fue la entrega del video. ¿A tu jefe inmediato le haces firmar un cargo? No, ¿verdad? Él era el director [de la Dincote] y yo un simple comandante.
— La captura de Abimael Guzmán se produjo sin derramar sangre. ¿Cuál es su opinión sobre el grupo Colina, cuyos integrantes purgan cárcel por las matanzas de Barrios Altos y La Cantuta?
La diferencia [entre ellos y nosotros] es clara: los integrantes del GEIN, como policías, somos respetuosos de los derechos humanos. Si por presión política vas a desviar tu actuación hacia lo negativo, entonces dejarás de ser policía y te convertirás en un delincuente. Este gobierno también tiene sus equipos de inteligencia [contra el crimen organizado], los deben dejar trabajar y no debe haber injerencia. La injerencia política malogra al policía.
— ¿Y el GEIN tuvo algún tipo de injerencia o presión?
Nunca, y debo decir que nosotros cada 15 días le dábamos cuenta a Vladimiro Montesinos en el SIN, pero jamás nos dijo que fuéramos por la vía alterna o que siguiéramos a fulano o mengano.
— Recientemente, el ministro del Interior, Carlos Basombrío, afirmó que el terrorista Abimael Guzmán dirige al Movadef desde la cárcel. ¿Es Sendero Luminoso aún un peligro para el país? ¿Por qué?
Totalmente. Es cierto que Abimael Guzmán está dirigiendo el Movadef. ¿Qué es lo que propugnan el Movadef o el Fudepp? La defensa del ‘pensamiento Gonzalo’, y no se trata de una idea de una persona a la que llaman ‘Gonzalo’, es toda una doctrina de violencia para conquistar el poder.
— ¿Qué sensación le deja que Abimael Guzmán todavía tenga seguidores a 25 años de su caída?
Siempre hay gente ingenua. El proceso de la escuela popular [de Sendero Luminoso] es sumamente peligroso. Por ejemplo, la academia César Vallejo recibía a estudiantes de todo el Perú y los mejores eran separados en un salón. Luego los llevaban al Parque Universitario o al Parque de las Leyendas, donde ‘coincidentemente’ se encontraban con estudiantes universitarios que ya pertenecían a Sendero Luminoso. Al final de toda esa conversación, llegaban a la conclusión de que la rebelión se justifica y que para llegar al poder hay que recurrir al fusil.
— ¿Al Movadef se le debe combatir de manera política o policial?
Le recuerdo que en 1982, con un Ayacucho convulsionado por el terrorismo, algunos decían que los terroristas eran abigeos. Y cuando tomaron la cárcel de Huamanga, recién el presidente Belaunde decretó el estado de emergencia. Los generales Huamán Centeno y Clemente Noel le advirtieron al presidente que ellos como militares podían usar las armas, pero para luchar contra el terrorismo se tiene que dar una guerra integral, principalmente política. Lo mismo diría en los tiempos actuales, porque el Movadef lo que pretende no es tirar dinamita por ahora, lo que pretende es acumular fuerzas, y una vez que las tengan darán el gran salto de una organización semilegal a una terrorista.
— ¿Por qué cree que la herencia negativa de Guzmán aún permanece?
Él mismo lo dijo, lo que está acá [se lleva los dedos a la cabeza] no muere. Ese hombre está envenenado con la violencia y hacia eso orienta todo su esfuerzo.
— ¿Cuáles fueron sus razones para sumarse al fujimorismo?
Soy fujimorista porque estoy vivo. Fui rehén del MRTA durante 126 días. Cuando les preguntaba a mis hermanos rehenes qué harían si fueran el presidente, si serían capaces de dar la orden del rescate, la mayoría tenía una respuesta negativa, porque era sumamente peligroso. Pero este señor Fujimori tuvo la valentía y el coraje de dar la orden, y por eso estoy vivo. De ahí viene mi acercamiento y admiración por el ex presidente Fujimori. Pasaron muchos años y en el 2010 me invitaron a ser parte de Fuerza 2011. En ese momento les dije por qué se habían demorado tanto.
— Fujimori está condenado no solo por la matanza de Barrios Altos y La Cantuta, sino también por corrupción. ¿No tiene ninguna crítica contra él?
Creo que el error de Fujimori fue confiar demasiado en Montesinos. Montesinos, como lo demuestra toda su trayectoria de vida, es un traidor con los que han mantenido una relación con él. Ese fue el error más grande del ex presidente.
— ¿Qué tipo de mitos o historias se cayeron con la captura de Abimael Guzmán?
Más que mitos, una realidad: él se creía un mesías. La captura de Abimael Guzmán es el inicio de la pacificación del país, porque él no dejó a su reemplazo. Nosotros no solo capturamos a una persona, hemos capturado a toda la dirigencia y esa dirigencia ya no tenía reemplazos. Por eso los únicos que quedaron fueron los del Huallaga.
— ¿Se siente un héroe de la democracia?
No, no me siento un héroe, me siento un peruano que en los puestos en los que ha estado ha cumplido con su deber.