(Gestión, 02 de setiembre de 2015)
Los últimos resultados de la Encuesta Demográfica y de Salud Familiar (Endes) muestran que la prevalencia de anemia en niños de 6 a 59 meses ha aumentado en 1.6 puntos porcentuales (p.p.) en el último año, pasando de 34% en el 2013 a 35.6% en el 2014. Este incremento ha sido mayor en el área rural (4.6 p.p.) que en el área urbana (0.6 p.p.) y se explica, principalmente, por el incremento de la anemia en las regiones de la selva (6 p.p.) y la sierra (2.8 p.p.), específicamente en los departamentos de San Martín (13.2 p.p.), Junín (8.5 p.p.), Huancavelica (7.4 p.p.) y Amazonas (7.4 p.p.). Pero estas no son las únicas malas noticias, además, el 2014 constituye el tercer año consecutivo en el que la anemia infantil aumenta.
A diferencia de la desnutrición crónica infantil (DCI), cuya reducción requiere de un conjunto articulado de distintos tipos de intervenciones, la anemia infantil por deficiencia de hierro se puede reducir con multimicronutrientes (MMN), es decir, la estrategia consiste en repartir los MMN y promover su consumo. Esta estrategia parece apropiada en la medida en que lo que se ha incrementado no es la anemia severa ni la moderada sino la leve, aquella que es más fácil de combatir con MMN. De acuerdo a la Estrategia Nacional Incluir para Crecer, la cual establece el marco general de la política de desarrollo e inclusión social del Gobierno, los principales actores involucrados en la reducción de la anemia infantil son el Minsa, a través del Programa Articulado Nutricional y el SIS, y el Midis, a través de los programas Cuna Más y Juntos. Además, de acuerdo a esta misma estrategia, el compromiso del Gobierno es reducir la anemia infantil a 16% en el 2016. Actualmente, nos encontramos 20 p.p. por encima de la meta, siendo las probabilidades de alcanzarla bastante reducidas. La pregunta es ¿por qué durante estos últimos años la anemia infantil no ha disminuido sino que, por el contrario, ha aumentado? De acuerdo a declaraciones del titular del Minsa, durante los años 2012 y 2013 no se repartieron MMN debido a que el sector sufrió un desabastecimiento por problemas con los proveedores. Es decir, durante dos años no se han realizado esfuerzos significativos por reducir la anemia infantil.
Esta situación resulta alarmante dado que la anemia por deficiencia de hierro tiene consecuencias adversas en el desarrollo cognitivo de los niños, a su vez que debilita su sistema inmunológico haciéndolos más propensos a contraer enfermedades. Debido a la ineficiente performance de la política social en cuanto a este tema, el número de niños de 6 a 59 meses con anemia ha pasado de 680,000 en el 2011 a más de 760,000 en el 2014.
Además de las lamentables consecuencias que esto genera en el desarrollo de estos niños, la reducción de la anemia infantil se entiende como un resultado intermedio de la reducción de la DCI, lo que pone en duda la sostenibilidad de la reducción de esta última en los próximos años. Si bien el año pasado el Minsa ha suscrito el Plan de Reducción de la DCI y la Prevención de la Anemia 2014-2016, la respuesta del sector ante este problema ha sido bastante tardía, dejando una sensación de improvisación y poca planificación. Lamentablemente, esta situación no responde a un tema de focalización o de articulación entre sectores, sino a la poca atención que ha recibido este problema por parte de la política social.