Por Jorge Balsemão
(Gestión), 08 de octubre de 2015)
El tradicionalismo en el trabajo y el nivel de educación de los peruanos figuran como las principales barreras para innovar en el país, según reportó hace un tiempo un estudio elaborado por Ipsos Perú.
Este escenario también es afrontado en la industria de la construcción peruana. Es indispensable, entonces, que trabajemos en diversas propuestas para revertirlo, si queremos ser competitivos a nivel regional y abrir nuevos mercados.
Para romper el paradigma del tradicionalismo en el trabajo necesitamos incorporar en las empresas un modelo más participativo que involucre a todos nuestros trabajadores, para que la innovación no solo sea responsabilidad de un departamento, sino una filosofía de la empresa.
Un dato a tomar en cuenta es el que nos presenta Xavier Sala, el creador del índice de competitividad del World Economic Forum, que nos alerta de que apenas el 8% de la innovación empresarial sale de los departamentos de I&D. El 21% viene de ciudadanos ajenos a la empresa y un estruendoso 71% de los trabajadores.
Fomentar dentro de las empresas una cultura más horizontal y participativa está dando buenos resultados y permite que nuestros colaboradores puedan expresar sus necesidades y soluciones para los cambios o mejoras que requiere la organización. De alguna manera, se crea un círculo virtuoso con beneficios innumerables.
La innovación siempre viene acompañada de una gran dosis de creatividad que permite dar respuestas a los diversos retos que tenemos día a día. La creatividad para la construcción en el Perú es ancestral y sus vestigios son comprobables en todo el territorio nacional, forma parte del ADN de los peruanos. El reto está en canalizarla correctamente para que contribuya al desarrollo de las empresas y del país.
En cuanto a las mejoras en el nivel de educación, nuestras empresas deben ser capaces de tener socios estratégicos que nos permitan elevar las capacidades de nuestros colaboradores. Entre ellos, sin lugar a dudas, están las universidades. La relación universidad-empresa es un pilar que debemos afianzar, porque puede ser la puerta para crear centros de innovación para el sector y fortalecer su rol como un motor de crecimiento económico. Para ello, solo hace falta que todas las empresas de nuestro sector iniciemos una etapa de cooperación para que esto sea una realidad en el corto plazo. A esto se deben sumar las alianzas que debemos crear con nuestros mejores proveedores, para que nos permitan utilizar las tecnologías más recientes y crear un puente para la transferencia tecnológica.
Con más cooperación, cambios organizacionales y un modelo participativo, acredito que podremos construir un sector más innovador y, por lo tanto, más competitivo.