Cuando se examina el crecimiento espectacular de China de las dos últimas décadas, con tasas de dos dígitos, la explicación está en la evolución dinámica de manera sostenida de las exportaciones y la inversión, que explican alrededor del 30 y 40% de su Producto Bruto Interno (PBI), respectivamente, constituyéndose en la plataforma de crecimiento de este país. China ha logrado ubicarse como el principal exportador mundial, desplazando a Alemania, y es receptor de significativa inversión extranjera directa que se suma a la que realiza el Estado. Sin embargo, por la crisis internacional y problemas internos ambas variables han sido afectadas y evolucionan a un ritmo menos intenso, lo que ha devenido en un crecimiento del PBI de un dígito, en el entorno de 7%, generando preocupación a nivel mundial por la relevancia que ha adquirido China para el resto de las economías, en especial por la coyuntura actual. Toca a China enfrentar este tema, que pasa por impulsar su consumo interno privado que está en el entorno del 27% del PBI al 2011.
Evolución similar se está registrando para el caso del Perú, pues tanto las exportaciones como la inversión han bajado de manera significativa su ritmo de crecimiento, luego de ser la primera, las exportaciones, la plataforma de crecimiento en el primer quinquenio de la década del 2000, con una tasa promedio anual de 10.2%, mientras la segunda, la inversión, asumió ese rol en la segunda mitad con una tasa promedio alrededor del 23%, que permitió alcanzar un ritmo de crecimiento del PBI de 8.8% promedio anual si no se considera el año 2009, en el que apenas creció 0.9% por efecto de la crisis internacional.
Por cierto que a diferencia de China el consumo privado tiene una relevancia mayor en el caso peruano, pues explica alrededor del 60% del PBI, teniendo por tanto importancia su ritmo de crecimiento, que en el periodo 2001-2005 fue de apenas 3.4% promedio anual, para luego doblar esta tasa en el periodo 2006-2010. La preocupación estriba en que en lo que va de la presente década si bien se mantiene la tasa de crecimiento del consumo, la correspondiente a la inversión ha bajado de manera significativa a casi la mitad y las exportaciones siguen con problemas.
La evolución de las inversiones puede verse afectada por los problemas internos asociados a los conflictos sociales, la consulta previa, la inseguridad, el problema del narcoterrorismo, más un ambiente de negocios que no mejora, con significativas trabas burocráticas, prueba de lo cual es el reciente estudio del Banco Mundial (Doing Business) que mantiene al Perú en el puesto 43 de 185 países, es decir, estancado a pesar de la intención del actual y anterior gobierno de alcanzar el puesto 25 hacia este año. Es indispensable atender todos estos aspectos para retomar la dinámica de las inversiones, fundamental para generar empleo e incrementar la productividad.
Precisamente esto último, la productividad, es clave para aumentar la competitividad de las exportaciones, afectadas por la caída de la demanda externa y la apreciación del nuevo sol. Una vez más es necesario reiterar la trascendencia de apostar por la productividad como política de Estado, es el aspecto trascendente para aspirar de manera sostenida a alcanzar tasas altas de crecimiento, vía a través de la cual se enfrenta de manera efectiva la pobreza. Es importante anotar que según el Banco Mundial la caída de la pobreza en Perú en los últimos 10 años lo explica el crecimiento económico y solo el 20% se debe a programas sociales