El domingo, en “Cuarto poder”, Óscar López Meneses dijo que la protección que la policía asignó a su casa, registrada en memorandos oficiales, era para resguardar al hijo menor del presidente que “estudia en el nido de la esquina”. Sin pestañear dijo que los mandos de la PNP usaron como coartada la casa de un prontuariado integrante de la mafia montesinista para justificar un resguardo legal y natural.
Que toda esa seguridad, 8 patrulleros, dos motos y 22 agentes, las 24 horas del día durante los últimos 18 meses, estaba destinada a cuidar, únicamente, al pequeño Samín. ¡Como si el niñito viviera en el nido! Montesinos usaba la misma estrategia, usaba los medios para enviar mensajes velados, disfrazados incluso de torpezas, como hace en este caso López Meneses; lo que le importaba era llegar a su objetivo. La extorsión, el chantaje, la amenaza velada, son viejas prácticas montesinistas.
El domingo, uno de los mejores discípulos del ‘Doc’ amenazó veladamente al presidente del Perú. Mientras decía que la policía estaba cuidando al niño, en realidad les estaba diciendo al presidente y a su esposa que ellos sabían de su resguardo. Que nunca preguntaron a quién estaba destinado semejante despliegue; que transitaron por esa calle sin temer por la seguridad de su hijo, que fueron testigos, sin expresar, siquiera, curiosidad.
López Meneses busca que el gobierno neutralice las investigaciones en torno a él, si no, amenaza con embarrarlo.
El poder de la mafia trasciende gobiernos. Durante los años 90 se infiltró hasta cogobernar y el resultado está en la Diroes.
La nueva generación, asistentes, secretarios, edecanes, ha ascendido, ha llegado a puestos claves. Ahora es claro que ha infiltrado las fuerzas del orden y el poder.
El salto ha sido generacional, pero el estilo y las prácticas son las mismas. No es coincidencia que el escándalo López Meneses se produzca cuando el asistente del general Dianderas, Luis Miguel Praeli, se convierte en el comandante de la séptima región policial; o cuando Adrián Villafuerte, el edecán del general Saucedo, llega a ser el asesor para asuntos de seguridad y defensa del jefe del Estado.
Menos cuando el primo de López Meneses, el coronel EP Oswaldo Zapata Corrales, es asignado, por expresa solicitud del entonces ministro José Urquizo, al CCFFAA.
No nos dejemos distraer. Necesitamos que el presidente Humala culmine su mandato el 28 de julio del 2016. No nos equivoquemos, el enemigo no es Humala, es López Meneses. El enemigo es el montesinismo, sus prácticas y su estilo. Para erradicarlo de las instituciones, del poder, de la administración de justicia, de la política, debemos sumar voluntades.
López Meneses ha salido a usar la televisión y la radio cuando él ha querido, pero el pasado 12 de noviembre, cuando toqué el timbre de su casa para recoger su versión, me mando decir que no vivía ahí. Todo está grabado. Ahora está amenazando al presidente del Perú. Eso es inaceptable. No lo debemos permitir.
Publicado en El Comercio