Oscar Fernández Orozco
Periodista
Para Lampadia
La opinión, el comentario, la sugerencia en nuestro país, corren el alto riesgo de la respuesta, sectaria, agresiva, insolente, llena de odio y sin capacidad de atención y reflexión. Como si los peruanos fuéramos incapaces de escucharnos. Por ello muchas personas tienen temor de decir lo que piensan.
Por la cantidad de amigos que me comentan su crítica sobre el accionar del Gobierno, sospecho que algo raro está sucediendo en varios Medios y las consultas de opinión.
Veamos:
En los 60 días de cuarentena (sextena ahora) que el Gobierno ha decretado en forma consecutiva, las cosas van de mal en peor. Han aumentado el número de contagiados y muertos, los hospitales lucen colapsado, los muertos están depositados hasta en el suelo, otros mueren en las puertas de los hospitales. Médicos, enfermeros, técnicos, policías, miembros del ejército, congresistas y hasta un ministro están contagiados.
El virus llegó hasta la cima del gobierno.
Además, el caos generado por el donativo de los 380 soles que no se sabe a quiénes llegó, ni cuánto es el fondo no repartido. Las compras trafa, el robo, la caída de un ministro por hacer de la vista gorda, los centenares de gente durmiendo en las plazas y carreteras buscando como volver a sus tierras, la falta de reactivos, las estadísticas sospechosas, las protestas de médicos y enfermeras librados a su suerte, sin protección, sin ventiladores, sin camas suficientes para los enfermos.
El ver para creer es obvio y contundente.
Las medidas contradictorias, los discursos gaseosos del Presidente en las conferencias regimentadas de prensa, la dictadura de los reglamentos que con una mano habilitan el funcionamiento de negocios y con la otra lo impiden con burocráticos protocolos, los ensayos comunistas como la circulación por género, las violaciones constitucionales como el intervencionismo del Gobierno en las pensiones de los colegios privados.
Encerrados, presos y multados
Encierro y sanciones a la gente pobre, informal, que vive al día y tiene que salir diariamente a buscar los ingresos para comer. Sin agua, sin luz, sin plata y culpada por el presidente y su gobierno incompetente por su fracaso en el control del Covid-19.
¿El pueblo peruano no escucha, no mira, no piensa, son masoquistas cuando son consultados sobre la aprobación presidencial y dan altísima calificación a M. Vizcarra y sus ministros?
No pues, es evidente las serias deficiencias que existen, la incapacidad en ministros y la burocracia y se observa claramente a quienes buscan ganancia en río revuelto para empujar al país contra la libertad de mercado y volver al estado controlista, a las empresas públicas y el populismo que tanto daño nos hizo desde 1968 hasta 1990, con la inflación más grande del mundo, el desabastecimiento, las colas y sin un dólar en el Banco Central de Reserva.
Posdata: Cuanta falta nos hace el cardenal Cipriani para poner en función la fuerza de los jóvenes cristianos en esta Pandemia. Lampadia