Por: Carlos Gálvez Pinillos
Para Lampadia
Hace algunas semanas, un congresista planteó restricciones horarias, “toque de queda” para menores de edad. Lamentablemente la forma pintoresca, típica del personaje, desdibujó el fondo del asunto y generó la burla de algunos irreverentes “opinólogos”.
Lo anterior me llevó a, aprovechando mi red de contactos internacional basada en compañeros de estudio de distintas latitudes y hacer un levantamiento de la normatividad comparable en distintos países, entre ellos; Estados Unidos, México, Japón, Hong Kong, España, Nigeria y Singapur, entre otros. Esta se basó en las restricciones de edad para; comprar licor, horarios de atención de restaurantes y bares tanto en días laborales, como en fines de semana y finalmente si existía alguna norma referida a restricción horaria para la circulación de menores de edad.
Para comenzar, la edad mínima para compra de licor fluctúa en los distintos países entre los 18 años, como en España, Singapur, Nigeria, México y Perú, mientras sube a 20 años en Japón y a 21 años en Estados Unidos.
Por otro lado, la limitación de horario para la venta de licor en Singapur está limitada según el tipo de bebida y el tipo de evento hasta las 11:00 pm o las 12:00 pm, aplicándose al establecimiento una multa de 10,000 dólares si se exceden en el horario.
En Estados Unidos, aunque varía de un Estado a otro, la hora máxima es las 2:00 am, pero en la mayoría de los Estados se suspende la venta de licor a las 12:00 de la noche y días de semana a las 11:00 pm.
En México, en la mayoría de los Estados, tampoco se vende licor después de la medianoche.
Del grupo consultado, los países con menos limitaciones horarias para la venta de licor son Hong Kong, España, Nigeria, Perú y Japón, con la única diferencia que, al decir de mi amigo de Japón, “el pueblo japonés es un pueblo disciplinado y nadie se excede”.
Ciertamente, cuando a un pueblo se le inculca la cultura de la responsabilidad no requiere que lo vigilen y sancionen, pues a nadie en su sano juicio se le ocurre que, si debe estar listo para el trabajo o estudio a las 7:00 am, pueda estar tomando en exceso después de la medianoche.
Lo preocupante en el Perú es que reclamamos debiéramos tener, en términos de seguridad, estándares comparables a los de los países desarrollados, pero no estamos dispuestos a cumplir y hacer cumplir reglas básicas de disciplina, convivencia y respeto ciudadanos.
Volviendo al punto inicial y en la línea de lo mencionado en el párrafo anterior, un pequeño “opinólogo” se burlaba, en un artículo de SE, de la propuesta del congresista, reclamando el derecho a la libertad de los menores de edad para circular a la hora que les plazca y que no debiera ser el Estado quien ponga tales restricciones, pues “en ninguna parte del mundo” se le ocurriría a nadie tal cosa.
Para nuestro conocimiento les comparto que, en Estados Unidos, el país de las libertades, desde 1994 en Miami, específicamente en el Condado de Dade hay restricciones y se ha reactivado esta norma que, prohíbe la circulación y permanencia en las calles de los menores de 18 años, aplicándose una multa de 500 dólares a los padres que permitan incumplir esta norma. (Pueden verlo en internet “Toque de queda para menores MIAMI Dade).
Como verán, no se necesita una ley del Congreso de la República, sino sólo una norma de la Comisión del Condado para poner orden y disciplina y a nadie en su sano juicio se le ocurre hacer una “marchita” en contra de este mandato.
La democracia pues funciona cuando las reglas de convivencia se respetan y no se trata de dictaduras, ni se necesita de ellas para que la policía actúe con firmeza y con apego a la ley.
Preocupa que en columna editorial de una revista prestigiosa se suelten artículos que, lejos de mirar ejemplos provenientes de países que han alcanzado una ruta de éxito, se incentive la ausencia de reglas. Estamos de acuerdo que el país no es un cuartel, pero los países desarrollados han logrado su progreso porque se han tomado en serio el orden, la disciplina, el cumplimiento de la ley, los principios éticos y sobretodo la responsabilidad por cada uno de los actos del individuo que, van de la mano con el “accountability”. Esto es, pagar las consecuencias de incumplir las normas. Esto se inculca desde niño y así no tendríamos los delincuentes que tenemos hoy. Lampadia