Dos de las brechas sociales y económicas que no hemos logrado superar están en educación y salud. Se asume que una persona que no ha sido adecuadamente educada en conocimientos y valores, no puede superarse ni mostrar capacidades que permitan una buena performance. Incluso se afirma que los peruanos no sabemos comportarnos bien, que no cumplimos las reglas, somos informales, nos pasamos las luces rojas, tiramos basura a las calles, no respetamos los derechos de los demás, etc. Esto implicaría que estamos incapacitados de por vida, y que solo mediante una mejor educación, podemos esperar que las próximas generaciones tengan un mejor comportamiento.
Pero como en tantos otros casos, nos resistimos a aprender de la realidad. No hemos reflexionado sobre el significado de los logros de los tres millones de peruanos que viven fuera del país. Ellos son una prueba contundente de que los ciudadanos no somos los que estamos mal, es el sistema en que vivimos, el que condiciona dichos comportamientos. Nuestros migrantes crean riqueza al punto de hacer remesas a sus familiares, que se acercan a los US$ 3,000 millones por año. Lógicamente, tendríamos que concluir que son solidarios. Además, la inmensa mayoría de ellos se comporta muy bien en los países que los acogen, progresan, educan a sus hijos y llegan a posiciones de liderazgo social y hasta político. No replican en el exterior las debilidades que muestran en casa.
Conclusión: Lo que está mal no es el hombre ni la mujer peruana, lo que está mal, es el sistema en que vivimos. Nos falta liderazgo, tenemos leyes abundantes que no se cumplen, autoridades abusivas que desprecian al ciudadano, e impunidad; la puerta abierta a todos nuestros males.
Lamentablemente, subir nuestro nivel educativo y mejorar la calidad y alcance de los servicios de salud, es una tarea de mediano a largo plazo. Mientras tanto, seguimos inermes, sin entender las capacidades naturales de nuestra gente y sin adoptar mecanismos que permitan saltos cualitativos y masivos, que compensen, aunque sea parcialmente, nuestras debilidades socio-económicas.
Para lograrlo tenemos que actuar en dos frentes: el de creación de riqueza y el del empoderamiento de nuestros ciudadanos mediante la capacitación.
En Lampadia hemos sido testigos de tres experiencias que nos llenan de esperanza, ¡si solo creyéramos en las fuerzas de nuestra gente y en la potencia de la capacitación!
1. En Educación: Innova Schools
Una cadena de 23 colegios privados creada por el Grupo Interbank de Carlos Rodríguez Pastor que planea tener 70 para el 2020 en Lima y provincias. Ofrece educación de alta calidad (debidamente medida) en las zonas emergentes. Pone a disposición de los alumnos la mejor infraestructura, modelos educativos de avanzada con tecnología de punta, maestros altamente capacitados y énfasis en valores.
Evidentemente, el eslabón más débil parecía ser el de los maestros, pero ante nuestras indagaciones sobre su procedencia y aptitudes, vimos que venían de las mismas “normales” públicas de donde lo hacen los maestros de las escuelas públicas.
Entonces, ¿Cuál era la diferencia? – ¡CAPACITACIÓN!
La experiencia de visitar estos colegios, ver sus instalaciones, la actitud de los trabajadores, alumnos y profesores, la abundancia de cortesía y sonrisas, es emocionante y dice mucho de las capacidades naturales de los peruanos.
No podemos dejar de mencionar que esta no es la única experiencia de educación de calidad en zonas emergentes. También están Fe y Alegría y otros, tal vez sin replicar el nivel de inversión y grados de avance metodológico y tecnológico de Innova Schools, pero probando una vez más la potencia de la capacitación.
Aprovechamos para enfatizar una información sobre la inversión en educación, que nunca se menciona y destaca en el gobierno: En el Perú ya invertimos en educación el 6% del PBI, entre la educación pública que se acerca al 3% y la privada, que deberían trabajar más cerca cada día.
2. En Salud: Clínica Good Hope
Una institución de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, que presta servicios de salud con solvencia profesional y alta tecnología, basados en un contexto de amor, integridad y honestidad.
Seguramente esta clínica no llega a tener en su planta médica a los mejores profesionales del Perú, ni la tecnología de última generación que tienen otras clínicas privadas, pero desde que se entra a sus instalaciones, se siente un ambiente cálido, amable y con abundantes sonrisas. Muestran un sentido de misión. “Hacen lo posible por atender tus requerimientos, sin hacerte sentir como una carga o esfuerzo”. Visitan a los enfermos en sus habitaciones y en grupos pequeños, les cantan para confortarlos y alegrarlos. Sus trabajadores: médicos, enfermeras y personal de apoyo son los mismos que se encuentran en el sistema de salud.
¿Cuál es la diferencia con el resto, en el sector público y privado? – ¡CAPACITACIÓN!
3. En Creación de Riqueza, Educación y Salud: Sierra Productiva
Sierra Productiva es un programa privado de mejoramiento acelerado y económico de la calidad de vida de las familias más pobres del Perú rural altoandino, en los minifundios a más de 4,000 metros de altura.
El programa se basa en la capacitación de las familias campesinas (que siguen viviendo en el siglo XVI), para que adopten tecnologías tradicionales de mediados del siglo XX.
Todo empieza con el riego por aspersión, se producen saltos productivos espectaculares y diversos que devienen en: consumo de alimentos nutritivos y variados que eliminan la desnutrición infantil; generación de excedentes productivos a los que agregan valor (con procesos de transformación), que van al mercado y les dan ingresos crecientes que las sacan de la pobreza extrema; mejor salud de los neonatos y del resto de la familia; adopción de los valores de la modernidad que genera el uso de las tecnologías; y una espectacular explosión de autoestima que los transforma en ciudadanos optimistas, sanos y comprometidos con el desarrollo.
Este programa se difunde mediante la capacitación de campesino a campesino, liderados por los Yachachiq (los campesinos más desarrollados en el programa). Ya se extiende por todo el país, a pesar de la incomprensión y oposición de varios pobretólogos, políticos de la izquierda tradicional y de los sucesivos gobiernos desde Toledo al actual.
El factor común de estas aleccionadoras experiencias es la capacitación.
Propuestas de Lampadia:
1. Reconocer las capacidades naturales de nuestra gente para el aprendizaje, la creatividad y el trabajo
2. Entender que la capacitación puede producir milagros, mientras logramos avances estructurales en educación y salud
3. Promover durante tres años la capacitación en todo tipo de empresas, eliminando las limitaciones expresas y burocráticas que imponen la ley y los procesos tributarios
Solo con conocimiento y aumento de la productividad, saldremos de pobres. No podemos resolver nuestras carencias estructurales en el corto plazo. Seamos más prácticos y realistas, empecemos por la capacitación ¡HOY! Lampadia