El partido del presidente Emmanuel Macron, Republique en Marche (REM), confirmó su liderazgo en la segunda vuelta electoral y consiguió una importante mayoría en la Asamblea francesa. Esto permite que Macron lidere las reformas que necesita Francia, pero también pone un ‘estate quieto’ al populismo europeo con sus propuestas nacionalistas, balancea la pérdida del liberalismo británico en Europa e instala una fuerza reformadora que va más allá de Francia, a Europa y el resto de occidente.
Fuente: abcnews.com
No, los votantes parisinos no son “vomitivos”, como proclamó el lunes el patético Henri Guaino, tras perder su escaño en la Asamblea. La abstención electoral (algo que hace 30 años vienen diciéndonos que beneficia al Frente Nacional) no es explicación para el ascenso de ¡La República en Marcha! el nuevo partido político de Emmanuel Macron. Y no, Macron no está comenzando una carrera dictatorial a los 39, como tampoco lo hizo Charles de Gaulle a los 67.
Casi nada de lo que se dijo acerca de la política francesa estos últimos días explica el terremoto que al parecer se desató el domingo pasado con la primera vuelta de las elecciones legislativas. Y la catarata de noticias que se sucedieron desde entonces no pasa de ser un molesto zumbido para los que llevan años prefiriendo no escuchar nada.
Entonces, ¿qué está sucediendo? El principal factor del triunfo de Macron, creo, es el cambio estructural. Ese cambio está ahora en su apogeo.
Si realmente estamos viendo el fin de la época histórica que comenzó en 1789, ¿volveremos a los tiempos de la Ilustración? ¿O al momento previo a la Ilustración, cuando echó raíces un nuevo sentido de derechos naturales, y con él el concomitante ideal republicano? ¿Reescribiremos el Leviatán, o lo que es lo mismo, la Paz de Westfalia, pero esta vez sin tener que pasar otra vez por la trágica radicalización de Europa y por guerras mundiales latentes o desatadas?
Traiga lo que traiga el futuro, el hecho central está suficientemente claro: Macron vio lo que sus predecesores apenas atisbaron. Macron es el encargado ahora de reconstruir en campo de ruinas, de trabajar para que el final de cierta forma de concebir la política no implique el fin de la política como tal. Es tarea de Macron, y de quienes lo eligieron y de quienes votaron en su contra o, peor, se abstuvieron, hacer lo mejor que uno puede hacer en tiempos oscuros: imaginar, inventar y encarnar el arte del “nuevo inicio” que, según Arendt, es el corazón latiente de la acción pública.
Emmanuel Macron y la idea posrevolucionaria, Bernard-Henri Lévy, Project Syndicate, 14 de junio, 2017
De esta nueva Asamblea Nacional, solo el 25% de los legisladores que han sido elegidos repetirán su mandato. No solo es una de las más jóvenes, también es la más femenina de su historia, 223 mujeres (38.6%) integrarán el Parlamento francés.
Los Republicanos, el gran partido de la derecha francesa, será la primera fuerza de la oposición con unos 135 diputados, un centenar menos que en la última legislatura.
Los socialistas perdieron más de 250 escaños en comparación a la Asamblea Nacional anterior y terminaron con sólo 29 diputados. El partido está ahora en crisis. Han sido castigados por el alto desempleo y la disminución de la confianza nacional que marcó los cinco años de gobierno del ex presidente François Hollande.
Muchos de los nuevos miembros del parlamento francés son jóvenes, son diversos y muchos tienen cero experiencia política. El reclutamiento de estos candidatos fue una parte clave de la estrategia por el presidente francés Emmanuel Macron para renovar el liderazgo francés. Macron atrajo a estos candidatos prometiendo priorizar la habilidad y destreza en sus respectivos sectores sobre la lealtad o experiencia política.
Macron se ha arriesgado al decidir contratar a candidatos con poca experiencia política. Pero esta apuesta le brindó la mayoría absoluta sobre el gobierno. Ahora, Macron y las personas que eligió necesitan mostrarle al pueblo francés y al mundo que este nuevo modelo de política francesa puede funcionar.
Sin embargo, cabe notar que el número de escaños que se pensaba que recibiría luego de la primera vuelta de la semana pasada era bastante mayor que el que obtuvo este domingo. Algunos dicen que esto se explica por la alta abstención, otros por una cierta “fatiga electoral”, y algunos especulan que los franceses querían darle el poder a Macron, sin otorgarle excesivo poder.
Pero esto no quita la importancia de que Macron haya obtenido una mayoría absoluta en la Asamblea Nacional. Y es que Macron, un recién llegado a la política, ha logrado transformar el panorama político francés en un tiempo récord. Una propuesta que no existía hace dieciséis meses. Ver en Lampadia: Establishment francés creó a Macron para evitar giro político.
Francia ha seleccionado a un carismático nuevo líder para la gran batalla política entre el globalismo y el nacionalismo que está en marcha en las democracias occidentales. Macron, defensor de la globalización, de la política centrista y de la Unión Europea, se erigió como un bastión contra las fuerzas no convencionales y disruptivas que han alterado la política mundial desarrollada durante el último año.
Parece que Macron tendrá la libertad que requiere para hacer impulsar su agenda política. Pero tal vez la noticia más importante es que, al borrar la división izquierda-derecha, ha frenado el crecimiento del populismo y también ha creado una plataforma centrista fuerte, ambiciosa, reformista y optimista, basada en una clara comprensión del nuevo mundo. Ver en Lampadia: Francia rechaza el aislacionismo y abraza la globalización.
La victoria de Macron no solo significa el contrarrestar la amenaza de que en los países más ricos se sigan diluyendo los valores del libre comercio y la globalización, sino que también significa que las ideas de la libertad, del comercio, de la apertura global y de la integración, estarán en las primeras páginas de los medios y los ciudadanos tendrán una nueva oportunidad de valorar sus aportes. ¡Bonne chance, réformateur! Lampadia