Todos hablan de la crisis de China, la caída de su crecimiento, la reorientación de su economía, las debilidades de su sistema financiero, la corrupción, el efecto en el precio de los commodities y cuanto riesgo se pueda enumerar. Sin embargo, la realidad, por lo menos en términos del Perú, dista mucho de representar una crisis. Bien vista la naturaleza de China y su proceso político y económico, determina, más bien, una gran oportunidad para el Perú.
Primero veamos las proporciones. A precios corrientes, la economía china es 45 veces mayor que la peruana. Su disminuido crecimiento, estimado conservadoramente en un 7% para el 2015, equivale a tres veces (3.2) el PBI total del Perú. (Ver detalle en el siguiente cuadro):
Desde este punto de vista, podemos concluir, que el eventual volumen de cualquiera de nuestras exportaciones a la China, es solo una mínima fracción de los volúmenes que se mueven en el gigante asiático. Por lo tanto, mientras más cerca estemos, empresarios, agencias gubernamentales y gobierno, podremos cosechar mejores oportunidades de negocio. Sobre todo, habida cuenta de la ignorancia y lejanía de la mayor parte de occidente sobre este país continente. El riesgo que asusta a muchos, puede ser para nosotros una buena oportunidad.
En cuanto a la ralentización de su crecimiento, es evidente que en el nuevo escenario global después de la crisis del 2008, obligaba a China a ajustar su economía para evitar un sobre calentamiento y promover un mayor consumo interno. Hasta entonces su economía estaba Impulsada por las exportaciones y la inversión. Este ajuste lo emprendieron solo pocos meses después de la caída de Lehman Brothers (setiembre 2008). Hoy tienen una economía menos orientada a la industria, con mayor énfasis en el sector de servicios y al consumo interno.
Otra debilidad identificada en China ha sido el llamado “shadow banking”, que supuestamente habría llegado a representar el 50% de las transacciones financieras del país. Últimamente se ha reportado que el shadow banking se habría reducido ya a la mitad.
En términos de corrupción, evidentemente uno de los problemas más difíciles de atacar, el nuevo Primer Ministro, Xi Jinping, ha demostrado una serie de acciones que hacen ver que su compromiso de luchar contra esta plaga, sería una realidad.
Sobre la demanda de commodities, podemos ver en el siguiente cuadro, que si bien China planea reducir su ritmo de crecimiento con una economía más cercana al consumo interno y el sector servicios, su crecimiento proyectado, sobre la base del inmenso tamaño de su economía, asegura una importante demanda de commodities para por lo menos los próximos 15 años:
China es un monstruo en el buen sentido de la palabra. Por sí mismo y con mayor razón, en relación a nuestra economía. Ha demostrado una capacidad de manejo económico extraordinario. Sin lugar a dudas podemos decir que tenemos China para rato. Efectivamente, debemos convertirnos en un verdadero socio estratégico de este país, el cual puede ayudarnos en nuestro camino hacia el desarrollo integral, duradero y sostenible. (Ver en (L): China e India, dos excelentes socios para el Perú.
Tenemos mucho que aprender del Asia, de Lee Kuan Yew, el maestro de Deng Xiaoping y creador del nuevo Estado Meritocrático de Singapur, modelo del mejor servicio civil del planeta (ver en Lampadia (L): Instalemos un Estado Meritocrático en el Perú). También tenemos que aprender del propio Deng, que supo sublimar (una suerte de evaporación) la más feroz ideología de la historia, la revolución cultural de Mao y los extremismos a los que sometió a su propia población, para llevar a la China por la senda del desarrollo y la disminución de la pobreza. Lampadia